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LR Santa Marta
Lo que buscan los visitantes en el centro histórico de la ciudad
viernes, 8 de agosto de 2025
Los sabores más icónicos del Caribe, y su armonía con técnicas contemporáneas, ahora están entre lo más buscado de quienes acuden a Santa Marta
La cocina de Santa Marta y del antiguo departamento de Bolívar ha sido forjada por un crisol cultural que combina saberes indígenas, africanos y españoles, un legado que hoy se reivindica en el sabor local.
Desde los bollos de maíz envueltos en hoja de bijao hasta el cayeye (puré de guineo verde con queso costeño) o el pescado frito con arroz de coco, patacones y ensalada, la gastronomía samaria ha sido expresión de identidad, tradición y memoria viva de la costa Caribe.
Esa herencia culinaria, simbólica y arraigada, ha encontrado en los últimos años nuevos escenarios que la reinterpretan desde una mirada moderna. En Santa Marta han surgido espacios donde la tradición se reinventa sin perder su esencia. Dos figuras sobresalen: Miri Cotes y María José Manrique , detrás de Casa Magdalena, y Agua de Río, que mezclan respeto por lo autóctono con propuesta contemporánea.
Casa Magdalena recuerda lo que todos buscaban en la sazón de sus abuelas, los platos a los que no se le podían decir que no y el ambiente cálido al almuerzo o cena. Fundada entre muros de una casa colonial del centro histórico, evoca la calidez de la casa de la abuela samaria.
Su menú incluye desde croquetas de chivo y yuca hasta risoni en tinta de calamar, risottos de hongos con queso de cabra y nueces; todo servido en un patio que acoge música en vivo y un servicio cercano, haciendo que cada visita sea una experiencia evocadora sin caer en el cliché.
Al otro lado de la balanza está Agua de Río, un bistró que apuesta por la fluidez en espacio y espíritu. Con ambiente verde, accesible, ideal para desayuno, almuerzo, cena o coworking, promueve una cocina amigable y diversa que rinde homenaje a lo local: croquetas de mar, mejillones, tostadas de berenjena ahumada, sándwiches creativos y asados de lomo, junto a pastelería casera. Es una experiencia relajada, que contempla el precios moderado y celebra el flujo natural de la vida samaria.
La cocina de Santa Marta, desde su raíz histórica en el Caribe colombiano hasta estos nuevos emprendimientos, representa una narrativa de resistencia culinaria: ingredientes autóctonos (frutas tropicales, guineo verde, pescado fresco de Taganga) se combinan con técnicas y estéticas contemporáneas que exaltan lo local como valor principal.
Como lo señalan cocineras tradicionales de otras regiones, el mayor reto sigue siendo cambiar la percepción de que lo internacional es superior, y permitir que lo propio recupere su valor.
Los espacios en el centro histórico
En el centro de la ciudad, donde las calles hablan de los 500 años de Santa Marta, hay restaurantes que se han dedicado a conservar las paredes y arquitectura, pero con esa novedad de lo que hay dentro de las casas. En Casa Magdalena por ejemplo, los colores son una muestra de la arquitectura de la época colonial, pero conservada para una apuesta moderna para su decoración de mesas en cocina y bar.
Esto ha llevado a que iniciativas de este tipo ahora destaquen a nivel internacional entre los turistas quienes no solo buscan pesca sino también entender el porqué de fritos o frutas únicas de la región.