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Cinco lecciones empresariales que deja Pretty Woman para la pelea del GEA y Gilinski

Se cumplieron 33 años del lanzamiento de la comedia romántica de Julia Roberts y Richard Gere, inspirada, entre otros temas, en la ola de adquisiciones de la década de los 80 y 90

La ola de las Ofertas Públicas de Adquisición de la década de los 80 y los 90 cambió para siempre el tejido empresarial de Estados Unidos. El valor total de los activos que cambiaron de manos durante este periodo llegó hasta los US$1,3 billones, según un estudio realizado por los profesores Andrei Shleifer y Robert Vishny.

La fiebre por estas adquisiciones fue tal que al menos 143 compañías de las 500 más grandes del listado de Fortune 500 en 1980 habían sido adquiridas para finales de 1989. En ese momento, las absorciones hostiles y las compras de empresas por sus directivos suscitaron una enorme controversia pública, así como la aprobación y aplicación de leyes contra este tipo de movidas.

LOS CONTRASTES

  • Alejandro MorenoDirector general y profesor del Inalde Business School

    “El estratega tiene que conocer el campo y así como un deportista estudia a los jugadores del equipo rival, los empresarios también tenemos que conocer a la competencia”.

  • Gregorio GandiniAnalista y profesor

    "Evaluar las fortalezas y debilidades es crucial. Así lo hizo Gilinski con el enroque accionario del GEA. En el caso de las OPA, la oportunidad la trajo la caída de precio de las acciones durante la pandemia"

La ola fue tal que varias películas presentaron a los estereotipos de estos “asaltantes corporativos”, incluyendo al famoso Gordon Gekko, interpretado por Michael Douglas, en la cinta ‘Wall Street’, quien busca hacerse cargo de una aerolínea en quiebra; o a ‘Larry the Liquidator’, protagonizada por Danny DeVito, que va tras New England Wire and Cable, un negocio de un pequeño pueblo estadounidense.

La lista no es corta y también incluye al afamado papel que interpretó Richard Gere en la película Pretty Woman, que se estrenó hace 33 años y que se ha convertido no solo en un ícono de las comedias románticas de los 90, sino también en una fuente de lecciones de vida, de moda y hasta empresariales. Además, lanzó a la fama a Julia Roberts.

La película cuenta la historia de Vivian Ward, una prostituta de Hollywood, que es contratada para que acompañe durante una semana a Edward Lewis, un hombre de negocios que tiene claro que el dinero es poder y que se dedica a comprar compañías en crisis para luego venderlas al mejor postor.

La cinta, a pesar de no recibir las mejores críticas, fue un completo éxito en taquilla. La producción costó solamente US$14 millones y recaudó más de US$460 millones, una cifra que revalida su impacto internacional, pues US$6 de cada US$10 los obtuvo fuera de EE.UU.

Su impacto en la cultura popular no solo se ayudó del tradicional “cuento de hadas”, sino también se valió del impacto que estaba teniendo en la cultura popular las adquisiciones lanzadas por los empresarios.

Un impacto similar al que hoy en día está viviendo el mercado de capitales colombiano con las ofertas lanzadas por el Grupo Gilinski y sus socios árabes por el Grupo Empresarial Antioqueño, un escenario a donde se pueden trasladar algunas de las enseñanzas de la película.

Lecciones como que el dinero es poder, mantener abiertos los ojos a las oportunidades o conocer lo suficientemente bien al rival son algunas de las enseñanzas que se podrían trasladar a una disputa que transformará a unas compañías que han marcado la historia empresarial de Colombia.

Como lo demuestra Lewis, el dinero es poder

Durante la película el papel de Richard Gere deja claro que el dinero es poder. Está acostumbrado a lograr lo que se propone, porque tiene la plata suficiente. Para el analista Gregorio Gandini, la adquisición de las empresas mostraban el poder y las tomas hostiles eran una forma también de demostrarlo. Esta lección también la mostró el Grupo Gilinski quien preparó una chequera lo suficientemente grande como para lanzar ocho OPA por Nutresa y Sura (incluyendo la de sus socios árabes), al punto que se quedó con más de un 30% de cada una de las compañías. Ante la cantidad del dinero, que ha bordeado los $10 billones en los últimos dos años, el GEA no se pudo defender de las adquisiciones.

Hay que conocer bien al rival antes de ir por él

Lewis es un empresario que se dedica a comprar compañías en crisis para luego dividirlas y venderlas a una mayor cantidad de dinero que la que gastó. Si bien esta no es la estrategia de los Gilinski, Lewis sí ha hecho algo que han replicado estos empresarios: conocer bien al rival. Lewis y sus empleados estudian muy bien las compañías que quieren adquirir e identifican sus puntos débiles. El mismo Jaime Gilinski ha reconocido que ha estudiado las firmas a profundidad, incluso los balances financieros de los últimos 20 años, antes de lanzar las OPA.

Las transacciones se complican por el ego y la emoción

La relación entre Lewis y Ward toma forma tras una sugerencia de ir a una cena con una mujer para verse con los dueños de la empresa de la familia Morse que quería adquirir. La comida no termina bien, porque el ego y la emoción llevan la charla entre los dueños de una empresa que se niegan a perderla y un empresario que cree que tiene el dinero para adquirirla, una situación que lo único que hace es alejar a las partes. Algo similar se ha visto en las asambleas del GEA, con disputas entre los representantes del Sindicato Paisa y los Gilinski, que han tensado la relación. Gandini dice que la emoción afecta la toma de decisión y la narrativa en ambos lados de la transacción. "Eso se vio entre los argumentos ente el GEA y Gilinski cada uno apegado a una narrativa específica", aseguró.

Mantenga bien abiertos los ojos a las oportunidades

Cuando Ward y Lewis se conocen, ella rápidamente se da cuenta de que el empresario no está interesado en sus servicios, pero reacciona para obtener una ganancia pidiéndole dinero por una dirección. Lo mismo sucede cuando negocian el monto por el que ella lo acompañará y ni hablar de la actitud del empresario cuando quiere hacer negocios. Mantener los ojos abiertos a las oportunidades fue lo mismo que hizo Gilinski cuando identificó los bajos precios de las acciones del GEA y el enroque accionario que favorecería una estrategia para “tomarse” las compañías. "En el caso de las OPASla oportunidad la trajo la caída de precio de las acciones durante la pandemia", recordó Gandini.

La icónica frase: “Yo digo con quién, cuándo y cuánto”

Estas son las condiciones que establece Ward cuando decide dedicarse a su oficio y que refleja su intención de siempre dejar las reglas claras, algo que repite en su relación con Lewis. Aunque, oficialmente, el GEA y los Gilinski no han llegado al punto que les permita sellar un acuerdo ya hay voces que piden que lo hagan como la del expresidente de Bancolombia, Carlos Raúl Yepes. De hacerlo, los empresarios podrían tomar esta lección para dejar las condiciones claras y que no les suceda lo mismo que originó la pelea años atrás por el Banco de Colombia.

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