Sector marítimo en Colombia aporta 1,84% al PIB y genera más de 150.000 empleos
jueves, 4 de septiembre de 2025
El sector es el as bajo la manga del desarrollo social y económico del país gracias a su capacidad para generar empleo calificado e impulsar el comercio exterior
Cuando se piensa en los motores de desarrollo de Colombia, generalmente se habla del café, el petróleo, el agro o la minería. Sin embargo, existe un sector que avanza en silencio, aporta casi tanto como los tradicionales y tiene el potencial de transformar el futuro de la Región Caribe y del país: el sector marítimo.
Según el Dane, este sector ya representa 1,84% de la producción nacional, comparable con la agricultura y la minería. Y detrás de esa cifra hay más de 150.000 empleos: soldadores, ingenieros, fibreros, tapiceros, carpinteros, electricistas, gente de mar, operarios en puertos y técnicos que hacen parte de un ecosistema diverso que integra astilleros, armadores, agentes marítimos, puertos, empresas en la industria auxiliar y el creciente sector náutico de recreo.
El impacto es enorme. Cada año, decenas de embarcaciones de recreo de bandera extranjera llegan a nuestras costas buscando refugio de los vientos alisios del Caribe. Colombia ofrece bahías protegidas y aguas seguras para fondear. Aquí encuentran astilleros y talleres náuticos listos para reparar sus barcos, y mientras tanto sus tripulaciones recorren hoteles, restaurantes y atractivos turísticos. El turismo náutico no solo dinamiza la economía local, también posiciona a Colombia como destino de clase mundial.
Colombia tiene ventajas estratégicas inigualables: dos océanos, costas protegidas, mano de obra calificada y costos más competitivos que muchos países vecinos. Empresas como Astivik, premiada en 2024 como mayor exportadora de servicios por la construcción y reparación de embarcaciones mercantes, generan más de 2.700 empleos y exportaciones cercanas a $111.000 millones, consolidándose como un actor clave de la industria naval. Lo mismo ocurre con Buzca, que lidera proyectos de infraestructura marítima como el muelle fiscal de Puerto Armuelles en Panamá, valorado en US$21 millones, con ingeniería 100 % colombiana.
A la par, Serport presta servicios con embarcaciones de bandera y tripulación colombiana en Trinidad, Guyana y Surinam, consolidando presencia internacional. Y el Grupo Todomar, a través de TMR Yachts, impulsa el turismo náutico de lujo con la fabricación de embarcaciones deportivas de alto desempeño que se exportan al Caribe. A esto se suman empresas como Singlar Boats, que se han especializado en embarcaciones deportivas para alquiler turístico, demostrando que en Colombia no solo se reparan barcos: también se diseñan y construyen embarcaciones con altos estándares de calidad.
Sin embargo, los retos son grandes: exceso de trámites, ausencia de créditos especializados, normativa rezagada y falta de políticas públicas de fomento. Son obstáculos que frenan el crecimiento de un sector que tiene todo para despegar. Lo positivo es que el sector se está organizando. Asonautica (Asociación Náutica de Colombia), Armcol (Asociación de Armadores de Colombia), la Cámara Marítima Colombiana y el Clúster Marítimo Cartagena y Bolívar trabajan juntos para despertar conciencia del potencial que tenemos como país y exigir una política pública que impulse al mar como motor de desarrollo.
La Directora Ejecutiva de Armcol, Narzly Camargo, lo resume: “Estas compañías, que operan en el sector marítimo, son responsables de generar más de 4.800 empleos directos e indirectos, altamente especializados y bien remunerados. Los Armadores son un motor clave para el empleo formal y el fortalecimiento de la cadena logística y portuaria, contribuyendo al crecimiento sostenido del comercio y la conectividad marítima en Colombia”.
Y como insiste Sergio Pinedo, presidente de Asonautica: “Es imperativo lograr una normativa pro-náutica y pro-marítima que reduzca las trabas regulatorias y abra espacios para el desarrollo de una industria que tiene todo para crecer”.
Por décadas, Colombia ha vivido de espaldas al mar. Hoy es momento de cambiar esa visión y jugar nuestra mejor carta. Porque el mar no es solo frontera: es futuro.