Hacienda

2025: ¿Creciendo o conformándonos?

LR

La estabilidad es el alma de la prosperidad, y en económica y política es un activo invaluable

María Claudia Lacouture

Presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia

El panorama económico de Colombia, aunque con proyecciones de mejora para 2025, no debería generar conformismo ni una sensación de seguridad. El crecimiento proyectado sigue siendo insuficiente para enfrentar los desafíos estructurales del país y responder a sus necesidades urgentes. El Fondo Monetario Internacional, FMI, estima que el Producto Interno Bruto, PIB, crecerá un modesto 1,6% en 2024, acompañado de una inflación estimada en 6,7%. Aunque hay proyecciones mejores y este crecimiento podría ser superior al de economías comparables en la región, no es suficiente para reducir la pobreza, cerrar las brechas sociales y construir un futuro sostenible.

Los sectores clave enfrentan retos significativos, que son manufactura, información y comunicaciones, y explotación de minas y canteras, presentan tasas negativas, mientras que comercio, actividades profesionales y financieras muestran un crecimiento marginal. Estos sectores son fundamentales por su impacto en el empleo y en los ingresos fiscales, y su bajo rendimiento amenaza con debilitar las finanzas públicas.

Para 2025, las proyecciones ofrecen cierto alivio, con estimaciones de crecimiento del PIB entre 2,5% y 2,9%, impulsado por una política monetaria menos restrictiva, inflación más controlada y un posible aumento en la demanda interna y las inversiones. Sin embargo, este crecimiento sigue siendo frágil. Factores como ajustes en precios regulados (Acpm, energía, gas) y el fenómeno de La Niña podrían desacelerar el progreso económico.

El mercado laboral también enfrenta retos. Con tasas de desempleo proyectadas alrededor entre 9% y 10% es crucial implementar políticas que fomenten el empleo formal, especialmente para jóvenes y mujeres. Sin embargo, reformas laborales que aumenten los costos de contratación podrían ser contraproducentes, limitando la generación de empleo. Reducir cargas tributarias y regulatorias para las empresas es una alternativa para fortalecer el tejido empresarial y crear empleo sostenible.

Desde el punto de vista fiscal, el Marco Fiscal de Mediano Plazo prevé un déficit de 5,1% del PIB en 2025, condicionado a ingresos proyectados y control del gasto. Esto requiere políticas fiscales responsables y ejecución eficiente del presupuesto, priorizando inversiones que beneficien el bienestar social y económico.

Colombia tiene oportunidades significativas para avanzar, pero requiere una cooperación público-privada efectiva y basada en confianza mutua. El Gobierno debe fomentar la inversión, fortalecer sectores clave como manufactura, construcción y servicios, y diversificar las exportaciones. Además, es fundamental consolidar las relaciones internacionales y mantener principios democráticos para garantizar un entorno favorable al desarrollo.

Como bien se menciona, la estabilidad es el alma de la prosperidad, y en económica y política es un activo invaluable. En un mundo volátil, esta estabilidad es la base para construir prosperidad y bienestar. Las reformas económicas y sociales deben ser pragmáticas, orientadas a mejorar competitividad y empleo formal. Aunque las proyecciones para 2025 son positivas, el crecimiento proyectado sigue siendo insuficiente para responder a los desafíos del país.

Superar estos retos requiere gobernanza con visión, estabilidad y una visión compartida entre sectores público y privado. Solo así, Colombia podrá garantizar una recuperación económica inclusiva y sostenible, capaz de responder a las necesidades de todos sus ciudadanos.

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