Reforma a la salud

¿Y la innovación en la reforma?

La gran pregunta que nos hacemos es cuál va a ser el incentivo para las instituciones que aspiren a la excelencia en un contexto de tarifas únicas y servicios habilitados por el mismo actor

Carlos Felipe Escobar Roa

Una buena reforma a la salud busca fortalecer los mecanismos que le aseguran a los ciudadanos que los servicios de salud cuentan con las condiciones mínimas de calidad para ser ofrecidos, además nos da la tranquilidad de que todos los actores involucrados aspiran a mejorar su calidad, buscar la excelencia y, por último, que los ciudadanos pueden acceder a la innovación en salud que se genera en el país y en otras regiones. Revisemos estos tres aspectos en el marco de la propuesta a la reforma de la salud.

Primer punto, un sistema de aseguramiento de calidad. Su propósito ha sido asegurar que las condiciones mínimas de calidad para ofrecer un servicio se cumplan. Ese cumplimiento se llama ‘habilitación’, lo otorgan las Secretarías de Salud y permite que los prestadores de servicios contraten con EPS, aseguradoras o con particulares. Este de por sí ya es un avance poco reconocido a la Ley 100, que implementó este paso como condición obligatoria, haciendo hoy excepcional encontrar servicios no ‘habilitados’, situación habitual antes de la Ley 100. Este modelo puede mejorar. Se exigen algunas condiciones dignas de centros de servicios de un país como Suiza o Noruega en las grandes ciudades y en los territorios se habilitan servicios sin el rigor que supone la norma, situación que en particular ocurre donde quien habilita es quien ofrece el servicio, es decir el Estado.

Esta situación se haría ubicua en el territorio, ya que la dirección territorial habilitaría, organizaría su red, contrataría y pagaría. El texto presentado solo menciona que las disposiciones del Sistema Obligatorio de Garantía de Calidad para las IPS seguirán vigentes, ¿cómo se adaptarían los mecanismos para garantizar la transparencia de este importante paso de aseguramiento de la calidad? En ningún caso la respuesta puede ser: con los mismos.

Un segundo punto es haber desarrollado incentivos para la alta calidad. Un sistema de competencia regulado incentiva por naturaleza la calidad, en búsqueda de prestigio y reconocimiento, que en últimas se traducen en mayor capacidad de atracción de usuarios vía directa o contratos con aseguradoras. A cierre de 2022, teníamos 57 Instituciones Prestadoras Acreditadas de Alta Calidad por Icontec, 41 de ellas privadas.

El Centro Médico Imbanaco (Cali), la Fundación Cardioinfantil - Instituto de Cardiología (Bogotá), la Fundación Cardiovascular de Colombia - Hospital Internacional de Colombia - Instituto Cardiovascular (Bucaramanga), el Hospital Pablo Tobón Uribe (Medellín) y el Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá (Bogotá) han obtenido la certificación JCI (Joint Commision International), este es uno de los reconocimiento de calidad más rigurosos y más buscados en el mundo por las Instituciones comprometidas con la excelencia en salud. Como resultado del compromiso con la calidad de nuestras instituciones, muchas han atraído fondos de filantropía, que naturalmente se inclinan a buenas causas en las que la transparencia en el uso de los recursos donados se acompañe de resultados tangibles, alta calidad y alto retorno social. Aquí, la gran pregunta que ya nos hacemos es cuál va a ser el incentivo para las Instituciones que aspiren a la excelencia en un contexto de tarifas únicas y servicios habilitados, contratados y pagados por el mismo actor. Queda por discutirse a fondo cómo las reglas planteadas darían mayor impulso a la excelencia.

Por último, el sistema ha incentivado la innovación en salud. La innovación en salud nos ha permitido tener soluciones para la salud de los colombianos que nunca definió la ley, ni políticos o gobernantes.

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