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Revolución 5.0

Análisis

De la inteligencia artificial y otros “demonios"

123rf

Camilo Clavijo

Country Manager de HubSpot

Hace casi un mes, las empresas en Estados Unidos que cotizan en bolsa presentaron sus resultados del segundo trimestre. En este escenario, el término "Inteligencia Artificial" (IA) se destacó con un total de 827 menciones en 221 llamadas de resultados, según informó Reuters. Esto equivale a un promedio de 3.7 menciones por reunión, más del doble del promedio de 1.8 menciones por llamada reportado en las conferencias del primer semestre. Es seguro que este número seguirá aumentando a medida que la tecnología avance. Ya no lo podemos negar.

La IA ha estado presente en nuestra vida mucho antes de la aparición de Chat GPT. Desde traductores digitales y correctores gramaticales hasta correctores de estilo, son parte de la variedad de utilidades relacionadas con la IA que han hecho parte de nuestra rutina diaria. Sin embargo, la verdadera innovación que esta tecnología ha traído a nuestras vidas es lo que se conoce como "Inteligencia Artificial Generativa". Esta es la capacidad de la IA para crear textos, imágenes, audios, videos y mucho más a partir de una instrucción o "prompt", como se indica en la jerga técnica.

A mediados de este año, en HubSpot nos propusimos analizar el proceso de adopción y adaptación de la IA en las empresas colombianas. Los resultados muestran una tendencia alentadora, pero también señalan que estamos en el inicio de una transformación que debe ir más allá. Según los equipos de ventas de 250 empresas nacionales, 49,2% de las compañías en el país han invertido en IA para aumentar la productividad. Además, más de la mitad de las que aún no han invertido tienen previsto hacerlo antes de que termine 2023. Cuando les preguntamos a estos profesionales si creían que la IA podría aumentar la productividad empresarial, el 66.6% respondió afirmativamente. En otras palabras, dos tercios de los encuestados ven con buenos ojos la implementación de la inteligencia artificial en sus compañías en el país.

La productividad empresarial es una combinación de factores cruciales, que incluyen la retención de clientes, la capacidad de vender más y mejor, la conexión continua con los usuarios finales y la eficiencia en el tiempo dedicado a las tareas. Es aquí donde la IA, en particular la generativa y la predictiva, desempeña un papel vital. La IA predictiva permite tomar decisiones informadas basadas en datos históricos y la generativa, crear contenidos nuevos de manera muy rápida. Sin duda, el sueño de cualquier cabeza de compañía.

En la misma encuesta, preguntamos a los tomadores de decisiones de estas empresas cuánto tiempo ahorran diariamente utilizando IA en comparación con cuando no usaban esta tecnología. Un 45% afirmó que ahorra entre 1 y 3 horas, mientras que 38% aseguró que ahorra entre tres y seis horas. En términos simples, aproximadamente un tercio de los trabajadores que utilizan IA en ventas, ahorran casi un día laboral completo utilizando estas herramientas a la semana. Ahora, imagina si todas las empresas decidieran invertir en su implementación: serían casi dos días de trabajo en uno.

Históricamente, la tecnología ha generado temores en nuestra sociedad. Desde la revolución de la máquina a vapor hasta la era de Internet y las redes sociales, siempre ha habido preocupaciones sobre los riesgos y desafíos que conlleva la adopción de nuevas tecnologías. En el caso de la IA, se han planteado tres estigmas importantes: primero, la posibilidad de reemplazar a los trabajadores; segundo, el poder que estas herramientas pueden adquirir y cuánto pueden avanzar; y tercero, el costo asociado para las empresas.

Antes de abordar cada uno de estos estigmas, es importante separar el concepto de "Inteligencia Artificial" y quedarnos solo con la primera palabra: "inteligencia". La realidad es que solo los seres humanos son capaces de utilizar su inteligencia, aprendiendo con cada paso y agregando un elemento importante a nuestro crecimiento: la comunicación y la conexión. Una máquina no puede reunirse para tomar un café con amigos.

Comencemos por el primer estigma: la posibilidad de reemplazar a los trabajadores. Es cierto que toda tecnología trae consigo este riesgo. Sin embargo, la diferencia radica en que la inteligencia artificial se basa en un concepto económico fundamental: la optimización. Esto permite asignar menos recursos para obtener mejores resultados, permitiendo que los trabajadores dejen de dedicar su tiempo a tareas mecánicas y se centren en actividades que generan un mayor valor, como la conexión con los clientes y la búsqueda de oportunidades de negocio. No vas a perder tu trabajo por la inteligencia artificial, pero sí podrías ser menos competitivo frente a otro ser humano que sí use estratégicamente esta tecnología.

En cuanto al segundo estigma, la verdad incómoda es que no sabemos hasta dónde puede llegar la Inteligencia Artificial. Esto se aplica a cualquier tecnología existente en la actualidad. La verdad menos incómoda es que estas herramientas están en constante aprendizaje bajo la modalidad de "machine learning" (aprendizaje automático), donde todos los usuarios contribuyen al desarrollo y mejora de estas herramientas a nivel global. Hay que ensuciarse, experimentar, aprender para así poder tener mayor control sobre las nuevas tecnologías. No es posible meter la cabeza en la tierra y esperar a que todo avance sin tomar parte.

En términos económicos, la realidad es que la IA representa una inversión más que un gasto. Según el informe "State of Sales" de HubSpot, 64% de las empresas que invierten en IA informan un aumento en la productividad de ventas, 89% experimenta una mejora en la calidad del contenido de marketing, y 86% reporta un aumento en la prospección de clientes. En otras palabras, el costo se ajusta al beneficio.

Todas las empresas del mundo tienen un objetivo común: crecer y mejorar. En la actualidad, tenemos la oportunidad de hacerlo desde la comodidad de nuestros ordenadores, con el apoyo de la formación de nuestros colaboradores y la confianza en la tecnología. Les aseguro que, si deciden adoptar la IA, no querrán dar marcha atrás.

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