Tecnología
Revolución 5.0
“La transformación digital genera una producción más inteligente y más robusta”
martes, 26 de septiembre de 2023
Santiago Pinzón, vicepresidente de Transformación Digital de la Andi, destacó que la revolución 5.0 es un trabajo en equipo y no solo puede venir desde una política pública
Una de las voces más activas de la industria en temas de adopción tecnológica es la Vicepresidencia de Transformación Digital de la Andi. Al frente está Santiago Pinzón, quien tiene claro que la adopción de la Industria 5.0 o el aprovechamiento de la Revolución 5.0 no viene solo por ejecutar políticas públicas. Aseguró que esta revolución es un tema que involucra liderazgo, conocimiento, conectividad, cultura y optimización de procesos, y debe emprenderse desde el Gobierno, pero con la mano de la empresa privada, la academia y la sociedad en general.
¿Qué se entiende por Revolución 5.0 desde el punto de vista industrial?
Estamos en un punto de la industria donde el ejercicio que estamos haciendo es de formulación de estrategias digitales, que no solo se concentran en la frase “adopción de tecnologías”, sino algo más especializado y es la “adopción de internet de las cosas”, la “adopción de la inteligencia artificial”. Esto es importante porque tiene un impacto muy grande en temas como productividad, procesos logísticos, manejo de datos, entre otros.
Los procesos productivos con ese aroma digital tienen que ir de la mano de la conectividad y del fortalecimiento de la infraestructura y el conocimiento. Por ejemplo, el impacto de que llegue la tecnología 5G al país. Esto se traduce en tener mejor conectividad, mejor latencia, mejores servicios. En resumen, la transformación digital genera una producción más inteligente y más robusta.
¿Qué tanto se está aplicando o ejecutando la llamada Revolución 5.0 en Colombia?
Vamos encaminados. El uso del internet de las cosas, por ejemplo, o de cualquier otro tecnología emergente está en su etapa inicial. Eso es parte de todo un proceso de transformación digital, la meta es que los activos se vuelvan inteligentes y ahí es donde todos estamos haciendo esfuerzos. Claro está, todo aún es incipiente y acá me permito hacer referencia a unas estadísticas, porque una cosa es conocer la tecnología y otra cosa es conocer y utilizar. Por ejemplo, 64% en Colombia dice conocer el Internet de las cosas, pero solo 33% lo conoce y lo usa. Lo mismo sucede con inteligencia artificial, 68% conoce la IA, pero apenas 27% la conoce y aplica.
Algunas tecnologías son más fáciles de adoptar o apropiar y eso depende del sector, mientras que hay otras iniciativas que toman más tiempo. Cuando hablamos de qué tanto Colombia adopta las tecnologías 5.0, es erróneo hacer un diagnóstico general, porque debe verse por sector: por ejemplo, la agroindustria está haciendo avances notorios, algunas entidades públicas y algunos casos de manufactura.
¿Qué riesgos hay en la llegada de la Revolución 5.0?
Uno de los más notorios es la ciberseguridad. Ese riesgo que hay con el manejo de datos, automatización de procesos y otras actividades que quedan vulnerables, es el gran desafío a trabajar.
¿La industria o Revolución 5.0 amenaza con reducir puestos de trabajo por la adopción tecnológica?
En la medida en que hay nuevas tecnologías, hay más oportunidades de atraer y generar talentos. Porque, efectivamente, las tecnologías llegan a hacer una tarea, pero alguien siempre debe crear el programa, hacer mantenimiento del software, ingresar datos o activar algunas funciones, por dar algunos ejemplos. Hay un potencial en el mundo de 97 millones de nuevos puestos de trabajo con la transformación y adopción digital. Y si esto se mira desde la percepción del empresario, 91% considera que es una oportunidad de crear nuevos empleos.
¿Qué tanto se han aprobado políticas públicas para masificar la Revolución 5.0 o hace falta mucho todavía?
Desde 2016, la Andi, mediante su Vicepresidencia de Transformación Digital viene trabajando en este tema. Desde el gremio apoyamos y vemos con buenos ojos los diferentes programas que ha sacado adelante el Gobierno en transformación digital, como la digitalización de la Dian, los peajes, entre otros.
Estamos sintonizados con una sola meta: “buscamos ser un país digital”, lo que falta es organizar la conversación entre todos los actores para definir cómo pasamos de las ideas a la ejecución. Y para lograr esto, tenemos también una tarea pendiente: capacitar a los talentos, porque no todo es conectividad. Tenemos que hacer un ejercicio para entender qué nos falta para que los procesos y las prácticas sean más sistemáticas.