Industria
Sectores que mueven al Eje Cafetero
La tradición agrícola del Eje impulsa el crecimiento empresarial y la innovación rural
jueves, 6 de noviembre de 2025
Caldas, Risaralda y Quindío aportan 4,2% del PIB nacional y avanzan hacia una economía más diversificada, apoyada en turismo sostenible y agroindustria
El Eje Cafetero (Caldas, Risaralda y Quindío), representa 4,2% del PIB nacional, pero su influencia económica, cultural y turística supera ampliamente las cifras. Caldas y Risaralda aportan cada uno 1,7% del producto interno bruto del país, mientras que Quindío contribuye con 0,8%. Tres departamentos pequeños en territorio, pero grandes en historia, productividad y calidad de vida. Durante más de un siglo, el café fue el motor que definió el carácter de la región. A su alrededor surgieron pueblos, ferrocarriles y cooperativas que moldearon una economía sólida y una identidad común. Aunque el peso del café en el PIB ha disminuido, su legado continúa presente: no solo como producto de exportación, sino como símbolo de calidad, esfuerzo y orgullo nacional.
En las últimas décadas, el Eje Cafetero ha sabido diversificar su economía. Pereira, Manizales y Armenia se han consolidado como polos urbanos con universidades, industrias livianas, comercio dinámico y un creciente sector tecnológico. La región también apostó por el turismo sostenible, impulsado por el reconocimiento de la Unesco al Paisaje Cultural Cafetero en 2011, lo que atrajo visitantes interesados en su patrimonio, su gastronomía y su relación con la naturaleza.
Además, el Eje Cafetero ha fortalecido su papel en la transición hacia modelos económicos más sostenibles. Los programas de innovación agrícola, la tecnificación del café, el impulso a la agroindustria y las inversiones en infraestructura vial y aeroportuaria han permitido que la región mejore su competitividad. Iniciativas como los parques tecnológicos, los clústeres de turismo y las alianzas público-privadas están generando nuevas oportunidades para las comunidades rurales y urbanas.
Hoy, el Eje encarna un modelo de desarrollo basado en la cooperación y la sostenibilidad. Su economía combina tradición agrícola con innovación, educación y bienestar social. En sus montañas, Colombia encuentra una lección de equilibrio.