Tensiones diplomáticas de Gustavo Petro y Donald Trump, historia de siete capítulos

Se sumó un nuevo capítulo en las diferencias que se han tejido entre el presidente Gustavo Petro y su homólogo estadounidense, Donald Trump. Esta vez se desató, luego de que este último acusara al mandatario de ser un líder de narcotráfico.

Este representa el séptimo momento de tensiones diplomáticas entre ambos países desde que Donald Trump asumió el mandato del país norteamericano en enero de este año.

El primer momento ocurrió el 26 de enero, cuando Gustavo Petro se negó a recibir dos vuelos con indocumentados colombianos que estaban en EE.UU. ilegalmente; lo que derivó en un ‘rifirrafe’ en redes sociales y en una amenaza de imponer aranceles a Colombia de 25% a los productos que se envíen a ese país.

El segundo momento, aunque no fue de tensiones directas, fue el 6 de abril cuando Donald Trump anunció medidas arancelarias globales, con un gravamen de 10% a los productos provenientes de Colombia.

Ayer en la mañana, Petro explicó que esta decisión comercial hizo que el TLC vigente se suspendiera de facto.

“El único control real sobre una democracia, no lo ejercen extranjeros que odian migrantes, lo ejerce el propio pueblo. Trump no controla a Colombia, obedece solo al pueblo colombiano y latinoamericano, si quiere”, señaló.

El tercer capítulo tuvo como antecedente las acusaciones del mandatario colombiano sobre la presunta participación de EE.UU. en un golpe de estado. Esto desató un llamado del secretario de Estado, Marco Rubio, al encargado de negocios en Colombia, John McNamara y la consecuente llamada de Petro a Daniel García-Peña.

El impasse se resolvió con el envío de una carta del presidente colombiano a Trump con el fin de calmar los ánimos.

Luego vino el anuncio de la descertificación a Colombia por la falta de resultados en la lucha contra las drogas, que comprometió $2 billones en ayudas, pero que le dio un compás de espera al Gobierno de 12 meses para demostrar resultados.

Los dos siguientes momentos tuvieron como epicentro Nueva York. En la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, el presidente colombiano arremetió en contra de Donald Trump por el rol que ha cobrado Estados Unidos en el conflicto en Gaza y por su política migratoria.

“La migración es el producto del empobrecimiento de los países por una deuda impagable. No es más sino la consecuencia de guerras e invasiones desatadas por EE.UU. es la consecuencia de la crisis climática, que transita el colapso y deja sin nada”, denunció Petro.

Tres días después y acompañado del bajista de Pink Floyd y cercano a Gustavo Petro, Roger Waters, el presidente colombiano se unió a las manifestaciones pro-Palestina que se realizaban en la Gran Manzana.

“La historia de la humanidad ha mostrado durante milenios, que cuando la diplomacia se acaba, la lucha debe pasar a otra fase. No hay que decirlo a otra manera, cuando hay genocidio se comete un crimen contra la humanidad”, recalcó Petro.

Ahora, el agravante de la situación fue que una de las consignas del mandatario aludían a la desobediencia de la fuerza pública norteamericana a las órdenes de Donald Trump.

Las acciones no pasaron por desapercibidas en la administración del republicano. Horas después, se anunció que a Gustavo Petro se le revocó la visa norteamericana, lo que desencadenó renuncias a la visa voluntarias y en solidaridad con el Presidente de parte de otros miembros del alto gobierno.

El último momento de las tensiones ocurrió este fin de semana. Con la intensificación de la tarea de contención de la lucha contra las drogas con bombardeos a buques, un colombiano perdió la vida.

Sin referirse al hecho, Donald Trump dijo el domingo en Truth Social que Petro "es un líder poco reconocido y muy impopular, con una actitud fresca hacia Estados Unidos”. El mandatario norteamericano luego lo acusó de promover la producción de drogas y sugirió cortar las ayudas económicas.

Analistas defienden canales diplomáticos

Aunque Andrés Felipe Ortega, politólogo de la Universidad Javeriana, no ve viable que los mandatarios busquen oportunidades de diálogo “porque entienden que el caos puede convertirse en una estrategia política”, argumentó que las interacciones entre ellos deben mantenerse bajo los canales diplomáticos.

Por su parte, Mateo Amaya, politólogo e internacionalista de la Universidad del Rosario, apuntó, en cuanto a la descertificación, que Gustavo Petro debe demostrar “que el país tiene la disposición de colaborar en la lucha contra las drogas”.