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Bruto fue un gran prestamista en Roma y otros Datos Cocteleros de la tasa de usura

Entre los cristianos, no se veía bien el hecho de prestar dinero con intereses, incluso, se consideraba un pecado

Tatiana Arango M.

Aunque el interés en los préstamos ya se conocía en el Imperio Romano, las tasas no estaban reguladas y, menos, las sanciones por no pagar. Por eso, si alguien no podía cumplir con sus obligaciones, podía convertirse en esclavo o incluso ser condenado a muerte. Uno de los famosos prestamistas de la época fue Bruto, uno de los que conspiró contra Julio César, quien prestaba dinero con intereses de casi 50%.

Entre los cristianos, no se veía bien el hecho de prestar dinero con intereses, incluso, se consideraba un pecado: el de la usura. Por esta razón, los judíos se convirtieron en grandes prestamistas, pues eran de las pocas comunidades que podían dedicarse a esta actividad. Así, las juderías empezaron a ser centros de negocios bancarios y dieron origen a las primeras casas de préstamo.

Con las doctrinas de Martín Lutero cambió un poco la visión, pues el cobro de intereses en los préstamos empezó a aceptarse en los países protestantes. Esto, sumado a la necesidad de las monarquías de pedir dinero prestado para financiar sus conquistas, flexibilizó la postura frente a lo que hoy conocemos como tasa de usura.

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