Comercio

Sector del acero necesita de cooperación entre países y sectores públicos y privados

Alacero

Con la unión se haría posible el trabajo y respuesta a los subsidios de productos chinos, aranceles estadounidenses y demás retos

Valentina Rodríguez Chacón

Tras la apertura del Alacero Summit 2025, Oliver Stuenkel, investigador de Carnegie Endowment y Harvard, dio su charla ‘Panorama mundial y la nueva geopolítica’, en la que comentó que para entender el momento que se está viviendo en la actualidad es necesario retroceder algunos años, aproximadamente a 1990, con la posguerra fría, pues hasta 2015 se presentaron momentos atípicos, en los que destacaba la unipolaridad estadounidense, la globalización y los consensos promercados.

Durante este periodo, el comercio estuvo en auge, trayendo consigo caídas en la pobreza y mayor integración financiera a nivel global. De acuerdo con los registros que se tienen desde 1960, el mundo ha ido aumentando su PIB per cápita y su tasa de alfabetización. Esta última alcanzando 87% en 2022. En este sentido, Stuenkel recalcó que “es tan importante ampliar el debate regional sobre la estrategia de América Latina en un ambiente geopolítico cada vez más volátil y menos previsible”.

Por eso, es necesario el establecimiento de diálogos entre países, y en estos el sector privado tiene una gran responsabilidad. De acuerdo con Stuenkel, “la región enfrenta una serie de desafíos y muchos de estos desafíos los gobiernos, si actúan de forma autónoma, no podrán solucionarlos”. Así, la cooperación público-privada se hace necesaria para el desarrollo tanto de la región como de los países individuales.

De esta manera, sería posible trabajar con los retos conjuntos, como los subsidios de los productos en China, los aranceles en EE.UU. y diferentes situaciones a las que se enfrenta Perú, Brasil, Chile o cualquier país en la región. Stuenkel alertó que “la sensación antiincumbencia continúa dominando en América Latina”, por lo que se está ante una oportunidad en la región, no solo en términos de generación de energías limpias, sino también de resiliencia. “América Latina parece ser parte de la solución y no de los problemas que muchos inversores y países enfrentan en este momento”, afirmó.

A nivel global, se ha percibido un comportamiento: cuando un país surge, las potencias parecen “aislarla, dificultar la ascensión para aumentar la duración de un periodo de dominio geopolítico”. Otro aspecto que parece ser repetitivo a nivel mundial es el crecimiento del gasto en defensa, que dificulta el desarrollo en otros aspectos de las sociedades.

Un ejemplo de lo que podría pasar si el enfoque de los países va más allá del armamento es Alemania, que hace años decidió tercerizar su seguridad por medio de una alianza con EE. UU., para invertir en áreas de retorno social. Sin embargo, ese no es el panorama al que nos enfrentamos hoy en día, del que, según Stuenkel, “la única región en el mundo donde no se ve un gran aumento de gastos en defensa es América Latina”.

Esto podría generar enormes ventajas para la región, pues la hace atractiva para los inversores. Sin embargo, en sistemas con varias potencias, las condiciones son “más inestables y menos previsibles porque permite más movimientos y acciones geopolíticas como la guerra en Ucrania”. Esto pone en la conversación a la coexistencia de EE.UU. y China como potencias a nivel mundial.

Stuenkel afirma que “volvemos a lo normal, salimos de una fase atípica, unipolar, con una gran potencia que prioriza el libre comercio, que no se preocupa mucho por las implicaciones geopolíticas, a un periodo clásico multipolar, con más incidencia en el conflicto, más gastos en defensa y menos gastos en otras áreas”. Añadió que este no es un comportamiento único de EE. UU., pues “los europeos lo están haciendo también con una nueva lógica de globalización”.

Entonces, la lógica de las décadas pasadas había sido construir cadenas de valor hipersuficientes que hicieran del mundo un espacio más conectado. Esto logró que la dependencia de la producción de determinados factores no se viera tan limitada por las dinámicas geopolíticas. En el caso de Alemania, esto se observa con la pausa en la compra de energía a Rusia, para reemplazarlo por gas natural en Qatar y otros países en el Golfo.

Con esto se lograba la demanda entre empresas y la necesidad de establecer diálogos permanentes con sus gobiernos y con gobiernos de otros países. En contraste, ahora nos encontramos en “un sistema geopolítico más inestable, con mayor incidencia de conflictos”. Así, varios lugares de Europa se ven afectados, pero EE.UU. es un ejemplo que en algún momento hizo apuestas de cooperación con Rusia y China y ahora carece de “una estrategia para manejar su creciente dependencia”.

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