Finanzas

Mercados financieros y el precio de los alimentos

Manuel Cabeza Lambán

Olvide las películas de terror de Hollywood o los relatos de miedo que nos contaban de pequeños. La relación entre los mercados financieros especulativos y el precio de los alimentos es hoy mucho más terrorífica.

En Colombia todo lo que se refiere al mundo agrario y sus productos anda revuelto desde hace un tiempo. Son muchos los factores que intervienen: la fertilidad de los suelos, su altitud, su orografía y su regadío; los tipos de cultivo; las condiciones astronómicas y meteorológicas; la propiedad o arrendamiento de las tierras; los capitales que se invierten en las mismas para su mejora y aumento de la productividad; las condiciones de vida de los campesinos; los aspectos político-sociológico-terrorismo…En esta lista de factores falta quizá uno de los más importantes: el precio de los productos agrícolas que, en ocasiones, es determinante.

Sabemos que desde el comienzo de la era de los descubrimientos portugueses y españoles y tras las grandes expediciones en busca de las especias y del oro, el siguiente paso fue proveer a las metrópolis de alimentos y de materias primas.

Y aquí comienza el primero de los elementos cuestionables: el precio de las materias primas agrícolas comenzó a fijarse por los países consumidores, no por los productores. En los últimos cuatro siglos la tendencia se ha consolidado y los precios del café, azúcar, algodón, trigo, maíz, se han fijado en función de las necesidades de consumidores, a través de una compleja formación de precios.

¿Recuerdan ustedes la guerra de las tortillas en México en 2007, como consecuencia de la subida del precio del maíz, al decidir producir etanol del maíz para añadir a los combustibles? ¿Y la guerra de la soja en Argentina? Estos son sólo ejemplos -los hay muchos, muchos más- de cómo una decisión tomada muy lejos de los productores afecta gravemente al nivel de vida de los campesinos y consumidores de muchos países.

Es un hecho constatado: los precios de materias primas los fijan los países consumidores en función de sus conveniencias. Hay una notable excepción: el petróleo, cuyo precio es más o menos controlado por el cartel de productores de la Opep.

Pero lo verdaderamente grave es que, desde hace unos años, los precios de materias primas vitales y de alimentos son determinados en mucha medida por grandes fondos financieros especulativos en los mercados internacionales de futuros. Estos fondos no atienden a otros factores, sólo les interesan los precios al alza o a la baja. Y para ello mueven miles de millones de dólares… cada día. Los productores y consumidores se encuentran absolutamente desarmados frente a estas manipulaciones. Y las consecuencias son terribles: hambrunas, desabastecimientos, problemas sociales, guerras por los recursos… Algunos informes de Naciones Unidas, de la FAO y de varias ONG advierten en los últimos años de las catástrofes humanitarias, sociales y políticas de esta irrupción de pura especulación financiera con materias primas y alimentos de los que depende la vida de millones de personas.

¿Y dónde están esos mercados de futuros? En Chicago, Nueva York y Londres donde los lobbies actúan a fondo para que no cambien las cosas.
Los acontecimientos y la situación de la agricultura y sus productos en Colombia y en la mayoría de países productores dependen de muchos factores señalados antes, pero no pueden escapar a esta profunda manipulación internacional especulativa de precios de tan terribles consecuencias.

¿Existen soluciones? A nivel internacional de especulación, no a corto plazo. Los lobbies antes citados controlan a los gobernantes políticos y financieros para que no sean reguladas sus actividades. ¿Son crímenes contra la humanidad por sus manejos y graves consecuencias y como tales deberían ser juzgados? Algunos informes afirman que sí.

A nivel nacional, mientras llega el día -que llegará- en que se reequilibren las decisiones entre productores y consumidores internacionales y sin especuladores financieros, pueden instrumentarse medidas paliativas y de defensa. Sobre estas medidas habrá que volver a pensar e investigar.