¿Qué esperar para 2017 con la moneda estadounidense?
sábado, 19 de noviembre de 2016
Juan Carlos Cendales
Tras conocer los resultados de las elecciones en EE.UU., los índices de las principales bolsas del mundo, las monedas emergentes y sus bonos comenzaron un movimiento violento que sin lugar a dudas será aprovechado por los inversionistas profesionales que buscan retornos a largo plazo.
Aunque la Fed empezó en 2008, tras el colapso hipotecario, a anestesiar la economía mundial inundando de dólares el planeta y llevando la revaluación a la mayoría de los activos en países emergentes, vemos ahora cómo todo empieza a devolverse con catalizadores que aceleran los movimientos, tal como lo vimos con la elección Trump.
El pilar de las propuestas económicas de Trump radica en un gran plan de infraestructura y recorte de impuestos a las empresas. El mayor gasto en infraestructura podría ser positivo para países exportadores de commodities; sin embargo, esto generaría un mayor déficit fiscal, presionando al alza las tasas de interés, lo que al final puede hacer subir más el dólar. En definitiva, la Fed deberá escoger entre crecimiento o inflación.
Entonces, ¿qué esperar de los precios en los próximos meses? Técnicamente, después de la estampida que vimos en febrero de este año con precios de $3.475, el mercado se ha comportado de manera predecible, con una zona inferior de compra muy fuerte de $2.825 - $2.850. Este piso se deriva de la necesidad de compra de todos los importadores y fabricantes, esa demanda siempre tiene paciencia y termina comprando en mejores niveles.
En el otro extremo, encima de $3.200 está la Dirección del Tesoro Nacional, que aún debe monetizar antes de finalizar este año algunos de los recursos provenientes de la venta de Isagen. Además, todos los consorcios de infraestructura 4G y nada más y nada menos que todos esos fondos inversionistas que buscan retornos significativos en papeles, que todavía siguen siendo grado de inversión, como los TES, atrayendo capitales importantes por el diferencial de tasas a favor del peso, mientras las tasas en Europa continúan en cero.
Ahora, con un proceso de paz recargado, y un precio del petróleo que parece estabilizarse cerca de US$50 por barril, no vemos aún razones por las que el rango de negociación de este año no se mantenga por más tiempo.
Tendremos que esperar para saber qué nos depara la política norteamericana en 2017, porque seguimos pensando que con la subida de las tasas de la Fed, el dólar inicialmente debería fortalecerse a nivel mundial; eso va a generar una salida importante de capitales especuladores abriéndole espacio a inversionistas de largo plazo. Para el primer trimestre de 2017, esperamos una tasa de cambio presionada al alza, pero el máximo de $3.475 será muy difícil de romper.
Solo en un escenario muy pesimista, en el que las políticas de Trump choquen con los tratados de libre comercio o en el ámbito local, con un fracaso de la reforma tributaria (y la consecuente pérdida de calificación) podríamos llegar a ver precios mucho mayores a $3.500.
Mientras tanto, la probabilidad más alta para 2017 se encuentra a la espera de una volatilidad importante pero muy cerca de los precios vistos en 2016, con mínimos que podríamos encontrar en el tercer trimestre del próximo año cerca de $2.760 y máximos en el primer trimestre.