¿Qué tanto nos falta y qué tanto nos sirven?
martes, 28 de abril de 2015
Daniel Sarmiento
¿Realmente necesita el país estos estándares? ¿qué beneficios trae esto para las empresas? Si las nuevas normas implican un alto grado de juicio, ¿quién garantiza que ese juicio sea razonable? ¿cómo se garantizará que los contadores den cumplimiento a las exigencias de reconocimiento y medición de la información en los términos requeridos por los nuevos marcos técnicos normativos? ¿cómo cerrar la brecha entre las exigencias técnicas de estas normas y el nivel actual de los profesionales colombianos?
Estos y otros muchos interrogantes son una consecuencia natural de un proceso tan impactante y rápido. No pretendemos hacer un análisis pormenorizado de cada tema, pero sí efectuar algunas reflexiones sobre el proceso de cambio que implica esta nueva normatividad.
Sobre la utilidad de la aplicación de las Niif hay diversos estudios de investigación realizados en distintos países que concluyen que, en efecto, el beneficio de la utilización de estos estándares supera los costos y que innegablemente la comparabilidad, la credibilidad y el acceso al crédito mejoran de manera significativa.
No contamos con el espacio para efectuar este análisis, pero a manera de ejemplo podemos citar los trabajos realizados por Nadia y Catalin Albu (2014), sobre el impacto de la Niif para las pymes, Kenneth Smith (2009), sobre el análisis costo-beneficio de la adopción de Niif en USA o el de Steve Lin, William Riccardi y Changjiang (John) Wang (2013), sobre los beneficios de la adopción de Niif en Alemania.
Las normas de información financiera, al pretender reflejar de la manera más cercana posible la realidad económica de las transacciones, deben apartarse en muchos casos de la forma jurídica y documental para centrarse en esa realidad, independientemente de la presentación que se le quiera dar. Esto lleva a que frecuentemente deban efectuarse cálculos financieros y usar modelos de medición que no coinciden nominalmente con la información numérica de los documentos fuente.
El uso de variables que implican la aplicación de supuestos incorpora un gran riesgo: el de manipular los datos de entrada produciendo resultados que pueden terminar siendo más lejanos de la realidad, que los obtenidos con un modelo basado en el costo histórico casi en su integridad, como venía ocurriendo hasta la aparición de la citada ley.
Si esto llega a suceder, los objetivos fijados por la ley, relacionados con la generación de información financiera que permita “mejorar la productividad, la competitividad y el desarrollo armónico de la actividad empresarial” jamás se cumplirían y todo el esfuerzo sería en vano.
Por esta razón es que debe observarse el proceso de manera holística, considerando tres estadios estrechamente relacionados y secuenciales: formación, preparación de la información y aseguramiento.
La formación es un asunto estructural, que requiere un mayor concurso del ministerio de Educación Nacional, para incorporar las exigencias internacionales como parte de los parámetros de evaluación de la calidad de los programas de contaduría pública en el país.
La preparación de la información, dando por descontada la adquisición de los conocimientos necesarios para la correcta aplicación de los estándares de información financiera, no puede garantizar el nivel de calidad y transparencia que se espera de ella, si no está acompañada de la última actividad: el aseguramiento de la información.
Sin procedimientos apropiados de evaluación de la información, no habría forma de garantizar su calidad. Pero no es solo la evaluación, sino la aplicación de los presupuestos: el cumplimiento de un código de ética acorde con las responsabilidades que implica y el control de calidad del trabajo del asegurador para ajustar cualquier brecha.
Es claro que mejor información implica mejor evaluación, pero esta también necesita supervisión, la cual hoy es prácticamente inexistente. Ojalá se tomen pronto las medidas necesarias para cerrar el círculo.
Hacerlo pondrá al país en una posición inmejorable en el entorno internacional en términos de la información empresarial y producirá un impacto colateral significativo en temas como la evasión fiscal y la lucha contra la corrupción.