Finanzas

Sobre los pronósticos de actividad económica en 2016

José Vicente Romero

Adicionalmente, y enmarcado en la tarea de generar valor, es importante que el análisis realizado sea útil en las discusiones de política macroeconómica.  En tercer lugar, se debe buscar un buen balance y consistencia. Los cambios de opinión frecuentes o las posiciones testarudas sobre el desempeño de la economía son poco apreciadas.

En cuarto lugar, un buen análisis requiere ser “atractivo” y hacer “pensar” al lector. En un mundo globalizado, hay que ganarse el derecho a ser leído. Finalmente, un buen estudio económico debe ser “relativamente” acertado en sus predicciones. Sin duda, este último punto ha sido uno de los más complejos de conseguir este año.

Al observar las diversas encuestas realizadas sobre el comportamiento de las principales variables macroeconómicas, es fácil concluir que 2016 no ha sido un año fácil de pronosticar. Para evaluar esto, los economistas usualmente emplean cálculos estadísticos que estiman el error que tiene un pronóstico frente a lo se observa. Al emplear estas medidas y ver los pronósticos que los analistas hemos hecho de variables líderes de actividad económica, como lo son el indicador de seguimiento a la economía, las ventas minoristas, la producción industrial y el desempleo urbano, se encuentra que el error de pronóstico promedio ha sido mayor que el de 2015.

Sin duda un resultado interesante, dado que el año pasado de por sí había sido particularmente difícil de pronosticar. En el campo inflacionario, el error promedio (absoluto) observado en las encuesta de Bloomberg para la inflación mensual se encuentra en 20 puntos base (pb) en lo corrido del año, ligeramente mayor a los 17 pb de error promedio observados el año pasado.

Sin embargo, y a pesar de la complejidad de realizar pronósticos macroeconómicos, existen algunos elementos en los cuales el consenso de los analistas ha logrado acertar. Por ejemplo, la mayoría previeron que ante el fuerte choque del precio del petróleo la desaceleración de la economía colombiana sería gradual y ordenada.

Adicionalmente, y consecuente con un menor ingreso nacional, el consumo y la inversión se han desacelerado relativamente en línea con lo previsto. En este contexto, las perspectivas para lo que resta del año en términos de actividad parecen estar centradas en un pronóstico de crecimiento del PIB cercano a 2,4%. En síntesis, la tarea de pronosticar el desempeño económico en un ambiente tan complejo seguirá siendo retador pero sin duda una gran responsabilidad de los analistas, particularmente en esta época, en que usualmente se realizan los ejercicios de planeación en el sector real.