Aerolíneas evitan Bielorrusia y la líder de oposición denuncia torturas al periodista
martes, 25 de mayo de 2021
Un video difundido por la noche mostraba a Roman Protasevich, de 26 años, confesando haber organizado manifestaciones antigubernamentales
Reuters
Las compañías aéreas rehuyeron el espacio aéreo de Bielorrusia y Europa podría prohibir próximamente el tránsito de aviones bielorrusos, aislando al país sin salida al mar aparte de su frontera con Rusia, después de que obligara a aterrizar un avión y detuviera a un periodista disidente que viajaba en él.
Un video difundido por la noche mostraba a Roman Protasevich, de 26 años, confesando haber organizado manifestaciones antigubernamentales. El domingo fue sacado del avión de pasajeros que fue obligado a aterrizar en la capital bielorrusa, Minsk.
El primer ministro británico, Boris Johnson, declaró que el video era muy angustioso, y la dirigente de la oposición en el exilio, Sviatlana Tsikhanouskaya, dijo que el vídeo no dejaba lugar a dudas de que Protasevich había sido torturado.
“Dijo que fue tratado dentro de lo legal, pero está claro que fue golpeado y presionado. No hay duda de que fue torturado”, dijo en la capital lituana, Vilna.
Bielorrusia no ha hechos comentarios sobre esta acusación de tortura, pero ha negado en repetidas ocasiones haber maltratado a detenidos.
Protasevich y una estudiante de 23 años que viajaba con él fueron detenidos después de que su vuelo de Ryanair fuera escoltado por un caza bielorruso mientras volaban de Grecia a Lituania.
Las potencias occidentales han condenado de manera generalizada el incidente, que el secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg, calificó el martes de “secuestro de Estado”.
Los medios de comunicación estatales bielorrusos han informado de que el presidente Alexander Lukashenko ordenó personalmente la interceptación del vuelo. Bielorrusia dice que se debió a un aviso de bomba que luego resultó ser una falsa alarma.
La agencia de la ONU Oaci ha dicho que el incidente puede haber violado el tratado fundacional que rige la aviación civil internacional, el Convenio de Chicago de 1944.
Al menos otras tres personas desembarcaron del vuelo en Minsk, y los países occidentales creen que eran espías que habrían ayudado a coordinar una operación para capturar a Protasevich.
Una fuente lituana dijo a Reuters que entre los tres pasajeros que desembarcaron había dos ciudadanos bielorrusos y uno griego. La televisión estatal bielorrusa emitió el lunes entrevistas con los tres.
Los dirigentes de la Unión Europea, reunidos en una cumbre el lunes, pidieron a las compañías aéreas con sede en el bloque de los 27 que suspendan los vuelos sobre el espacio aéreo bielorruso, que se encuentra en un importante corredor que conecta Europa y Asia y obtiene divisas por los derechos de sobrevuelo.
Lufthansa, KLM, SAS, Air France, LOT y Singapore Airlines eran algunas de las compañías que anunciaron que dejarían de volar sobre Bielorrusia.
Los mandatarios de la UE también ordenaron a las autoridades que elaboren nuevas sanciones no especificadas contra Bielorrusia, y que buscaran la manera de prohibir a las aerolíneas bielorrusas el acceso a los cielos del bloque.
Si todas estas medidas se aplican en su totalidad, es posible que pronto los vuelos solo puedan llegar a Bielorrusia pasando por su frontera oriental con su estrecha aliada Rusia.
“Si dejamos que pase esto, mañana Alexander Lukashenko irá más allá y hará algo aún más arrogante, más cruel”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, en un comunicado.
Lukashenko, cuyos servicios de seguridad aplastaron las manifestaciones prodemocráticas del año pasado tras unas elecciones que los opositores consideraron amañadas, se ha desentendido hasta ahora de las sanciones occidentales, que consisten sobre todo en listas negras que prohíben a varios dirigentes viajar o hacer negocios en Estados Unidos y la UE.
Los políticos occidentales han pedido medidas más duras que podrían aislar al país del sistema financiero internacional o prohibir sus exportaciones. Sin embargo, no han conseguido influir en el comportamiento de Lukashenko, que goza de un inquebrantable apoyo financiero y de seguridad por parte de Rusia, que considera la frontera bielorrusa con la Otan como su primera línea de defensa.