Hacienda

"América Latina y el Caribe probablemente crecerá arriba de su potencial este año"

En Itaú Unibanco consideran que el petróleo y el cobre, los principales commodities de la región, se mantendrán en precios altos

Heidy Monterrosa Blanco

Después de 13 meses de pandemia, se estima que este año habrá crecimiento económico. Mario Mesquita, economista jefe de Itaú Unibanco, le habló a LR sobre las proyecciones económicas globales y los efectos de los cambios en los impuestos.

¿Cómo son las perspectivas para la economía global y la de Latinoamérica?
La economía globalmente va a tener una expansión fuerte este año, beneficiada por políticas macro expansionistas (monetaria y, en el caso de Estados Unidos, con un fuerte estimulo fiscal) y la reapertura económica postvacunación.

América Latina probablemente crecerá por encima de su potencial este año (proyectamos 5,1%), estimulada por términos de intercambio más altos gracias a la recuperación del precio de las materias primas, una política monetaria expansionista, el aumento de la movilidad en la medida en que la vacunación avance y datos estadísticos favorables (dado que el PIB regional ya ha mostrado una mejora sustancial en el segundo semestre de 2020). Aun así, la recuperación no será suficiente para compensar la recesión del año anterior y es probable que la tasa de desempleo termine el año en niveles superiores a los registrados justo antes de la pandemia.

Para 2022, esperamos que la recuperación continúe, pero a un ritmo más débil, esperamos un crecimiento ligeramente superior a 2% para la región. Existen varios riesgos para esta proyección. El primero es el virus, que aún está presente y puede, junto con un proceso lento de vacunación, llevar a una reapertura de las economías más paulatina de lo esperado. Además, un posible sobrecalentamiento de la economía estadounidense, que elevaría aún más las tasas de los títulos del Tesoro, podría provocar una fuga de capitales de la región, con un impacto adverso en el crecimiento. Finalmente, están los riesgos propios de cada país, como algunos referentes a la política fiscal y, en otros países, a las políticas microeconómicas.

En varios países del mundo se están adelantando reformas tributarias. ¿Qué efecto podrían tener en la recuperación económica, en el consumo de los hogares y en la producción de las empresas?
En la mayoría de los países (Estados Unidos es una excepción) la política fiscal (sea vía aumento de impuestos o recorte de gastos) tendrá un impacto negativo en el crecimiento, en la medida que los gobiernos retirarán buena parte de los fuertes estímulos implementados para enfrentar la pandemia en 2020.

Desde Estados Unidos se está impulsando la idea de establecer un impuesto mínimo global corporativo. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de esa propuesta?
De acuerdo con la Ocde, el impuesto promedio a las empresas de los países avanzados cayó de 32% en 2000 a 23% en 2018, como resultado de diversos países reduciendo tarifas para atraer negocios (principalmente los llamados paraísos fiscales), movimiento que ganó impulso final con la reforma tributaria de Trump en 2017, cuando los Estados Unidos redujeron el corporate tax de 35% a 21%. Esta tendencia está siendo revertida por el nuevo gobierno Biden con una propuesta de aumento de impuesto local y el establecimiento de un impuesto mínimo global sobre empresas.

Las posibles ventajas de la propuesta serían: posibilidades para que otros países graven localmente a las grandes empresas de tecnología estadounidenses, una solución a las constantes críticas internacionales de que el sector está infravalorado; aumento de los ingresos públicos, que en el caso de Estados Unidos serán para financiar el nuevo paquete de gastos en infraestructura, y Estados Unidos traería de regreso a su país empresas que se fueron por beneficios fiscales.

La principal desventaja del aumento del impuesto de sociedades es que reduce el atractivo de la inversión empresarial, lo que acaba resultando en un menor crecimiento y menor generación de ingresos en los países.

Junto a esta idea se ha propuesto que las tecnológicas multinacionales declaren impuestos en los países donde tienen presencia según los ingresos digitales que generen ahí. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias si se implementa?
Esta posibilidad puede generar una redistribución de impuestos / ingresos de forma más equilibrada a nivel mundial, principalmente para países emergentes. Sin embargo, las empresas multinacionales también pueden optar por cerrar operaciones en países donde este aumento de impuestos genere que ya no sea ventajoso mantener la actividad local.

Como respuesta a la pandemia, los bancos centrales disminuyeron las tasas de intervención. ¿Qué opciones de inversión podrían ser las más interesantes para quienes tienen liquidez?
Es probable que las bajas tasas de interés en el mundo sigan contribuyendo a la apreciación de los activos de riesgo, como las acciones y, en menor medida, las monedas de los países emergentes, a pesar de que el lento proceso de vacunación sigue siendo un obstáculo para el fortalecimiento de las monedas.

Desde que las economías comenzaron a abrir, en general, los commodities han tenido una recuperación de precios. ¿Cuáles son las perspectivas para el petróleo y el cobre?
Los precios de las materias primas se dispararon en 2020 después de la reapertura de las economías. El aumento fue generalizado entre los metales, la agricultura y la energía. Los factores del lado de la oferta y la demanda explican este movimiento. La recuperación de la producción manufacturera mundial fue más fuerte de lo esperado. Esto ocurrió en un momento en que los inventarios eran bajos y hubo algunas interrupciones en el suministro.

En nuestra opinión, es poco probable que ocurra un superciclo sin un gran salto en la demanda. Al contrario de lo que sucedió en la década de 2000, China se encuentra en otra etapa de desarrollo, con un crecimiento más centrado en el sector de servicios y menos intensivo en materias primas. Por ejemplo, la tasa de urbanización en China fue del 35% en 2000 y alcanzó el 60% en 2019, un nivel alto, pero aún por debajo del promedio del 80% en los países desarrollados. Además, el estímulo al sector de la infraestructura en Estados Unidos y en Europa debería centrarse en reparaciones y no en nuevos proyectos.

Algunas restricciones de suministro mantendrán los precios altos. Las inversiones en el sector de las materias primas cayeron drásticamente después de 2013-2014, ya que la demanda de China disminuyó, los precios del petróleo de esquisto colapsaron y los problemas ambientales, sociales y de gobernanza comenzaron a pesar en el sector.

Para el cobre, proyectamos que estará a US$8.150 a finales de este año y a US$8.200 al finalizar 2022. Esperamos que la escasez en el mercado del cobre continúe este año, ya que la demanda impulsada por China excede la oferta. Una flexibilización gradual solo debería ocurrir en 2022, lo que provocará que los precios caigan en relación con los máximos recientes. Aun así, esperamos que los precios se mantengan altos ante la robusta actividad industrial en nuestro horizonte de proyección.

Los precios del petróleo siguen siendo sensibles a las limitaciones de oferta de la Opep y las preocupaciones de la demanda a corto plazo se mantendrán debido a las restricciones de movilidad provocadas por el coronavirus. Se espera que las existencias de petróleo se ajusten rápidamente y esperamos una fuerte recuperación de la demanda después de que la mayor parte del mundo desarrollado esté vacunada. La Opep anunció un plan gradual para contener los recortes en la producción durante los próximos tres meses (+350 mil barriles por día (bpd) en mayo y junio y +450 mil bpd en julio) y seguimos viendo a la Opep normalizar gradualmente su producción durante el próximo año. Proyectamos Brent a US$65 / barril en 2021 y US$70 / barril en 2022.

Con el cambio climático como prioridad, empresas e industrias han anunciado transiciones para que sus procesos sean más limpios. ¿Cuáles son los retos y oportunidades en este tema para Latinoamérica, considerando que en la región hay varias industrias extractivas?
Esta podría ser una oportunidad para los países latinoamericanos exportadores de commodities. Por ejemplo, el avance de las energías renovables puede respaldar la demanda de cobre. El cobre es un componente importante de los vehículos eléctricos (baterías y partes de motores) y de los sistemas de energía solar y eólica. Algunas estimaciones muestran que esta fuente de demanda podría pasar de alrededor de 430.000 toneladas en 2015 a 2,3 millones de toneladas en 2025.

En el caso del sector petrolero, es una oportunidad para que las empresas cuenten con un portafolio también enfocado en las energías renovables, con el fin de mitigar los impactos negativos de la extracción de petróleo.

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