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Ante la pandemia surge una pregunta clave para todos: ¿Cómo estoy durmiendo?

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El género y la edad tienen que ver con trastornos del sueño, a partir de los 60 somos más vulnerables a los trastornos del sueño

El Economista - Ciudad de México

En el momento en que nos encontramos, al vivir un estado de pandemia, hay muchas cosas que han cambiado, pero una de las más notorias es el sueño, de entrada se alteraron nuestras actividades y con ello nuestros ritmos de sueño (ritmos circadianos), es decir dormir cuando es de noche y estar despiertos cuando es de día, además de que nuestra exposición a la luz natural disminuyó. “Hoy al pasar más tiempo en casa la higiene del sueño se ha perdido”, explica Guadalupe Terán, coordinadora del área de investigación del Centro de Sueño y Neurociencias asociado a la UAM, por eso en el Día Mundial del Sueño es importante incidir en esta problemática.

Se debe retomar la idea de que dormir es fundamental para los seres vivos, cuando dormimos nuestro cuerpo se va a restaurar, mental e inmunológicamente, se regula la homeostasis, además del estado de ánimo. En la medida en que nosotros podemos dormir bien, nuestro estado de salud es bueno.

La pandemia es un factor muy importante porque el sueño es muy vulnerable a nuestros estados de ánimo, si estamos estresados o ansiosos, se refleja en la calidad del sueño, “este estado constante de hiperactivación no permite llegar a un sueño reparador”.

Aunado a ello, estamos sobreexpuestos a las pantallas, por lo que no podemos secretar de manera natural la melatonina, una hormona que regula nuestros ciclos de sueño y que se va a secretar una vez que hay oscuridad. “El cerebro distingue la luz azul de los dispositivos y no puede secretar melatonina, si no hay tal, tardo más en conciliar el sueño, es fragmentado y ligero”, explica la especialista en medicina del sueño.

Falta una cultura del sueño
La también presidenta de la Sociedad Mexicana para la Investigación y Medicina del Sueño asegura que dormir bien es una inversión en salud, el problema es que culturalmente tendemos a creer que dormir es una pérdida de tiempo, “en muchas empresas aquel que trabaja muchas horas, que duerme poco y que pasa todo el día en la oficina se considera como la persona más exitosa”, afortunadamente ya hay ejemplos donde la medicina del sueño está permeando y se tienen espacios, por ejemplo, para tomar una siesta, que es un hábito que mejora la actividad y el rendimiento.

Incluso los grandes tomadores de decisiones tienen muy claro que el mejor momento para tomar una decisión importante es después del medio día y si durmieron bien la noche anterior, “estas son apenas algunas excepciones pero cada vez se intenta incidir más en el tema”, explica Guadalupe Terán.

Por ello recordó que no dormir también impacta en mayor riesgo de tener enfermedades como diabetes, hipertensión u obesidad, las grandes pandemias que afectan a nuestra población. De acuerdo con la clasificación internacional de los trastornos del dormir, hoy existen alrededor de 80 enfermedades asociadas, aunque sólo conocemos las más comunes como insomnio, somnolencia, o ronquido.

¿Qué podemos hacer?
Terán explica que algunas de estas enfermedades dependen de nuestros hábitos, de las decisiones que tomamos y otras que tienen que ver con factores orgánicos. Lo más importante es identificar con claridad de dónde viene el trastorno del sueño, cuál es el trastorno que se está presentando y a partir de esto ofrecer a los pacientes el tratamiento adecuado.

En muchos casos el tratamiento estará basado en cambio de hábitos, como disminuir exposición a las pantallas, hacer ejercicio por las mañanas, exponerse a la luz natural, actividades de relajación antes de dormir (un baño caliente, meditar) y una cena no abundante pero sí nutritiva.

Pero si ya hemos llevado a cabo estas recomendaciones y no podemos dormir, lo ideal es que la gente acuda a una clínica del sueño para ser atendida por diversos especialistas (psiquiatras, neurólogos, médicos generales, psicólogos, otorrinolaringólogos, neumólogos), hacer una valoración clínica y en caso de ser necesario se hace un estudio de sueño.

“Es muy frecuente que las personas nos acostumbremos a dormir mal, pensamos que eso pasará o que no influye en la salud, sin embargo tiene que ver mucho en nuestra calidad de vida, por ello atender el tema es un mensaje muy importante en este día mundial del sueño”, concluyó la especialista.

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