Globoeconomía

Apartes de la estrategia egipcia de hoy

Luis Fernando Vargas-Alzate

Han pasado ya dos meses desde que Mohamed Mursi venció en las elecciones egipcias y se hizo al poder con el 51,9% de los votos frente a Ahmed Shafiq, quien logró el 48,1% en el desarrollo de la segunda vuelta de las mismas. Hasta el momento no hay grandes cambios en el país. Sin embargo, es preciso no perder de vista que las posiciones que está tomando el actual presidente egipcio están generando alta expectativa en lo que puede representar el futuro de una de las naciones más tradicionales del continente negro.

El presidente Mursi se ha mostrado bastante interesado en que los vínculos con Asia estén en la mejor posición posible. Sus diálogos con China, en medio de la alta complejidad que encierran, han sido refrescados con la más reciente visita. El compromiso para vincularse con la segunda potencia económica del planeta se hizo expreso a pesar de las posibles diferencias que ya se han evidenciado frente al tema sirio, donde Egipto ha sido categórico en ir contra la violación sistemática de los derechos humanos y la agresión directa por parte del ejército. Beijing, por su parte, ha cedido lo suficiente para dejar en una declaración conjunta con El Cairo una posición de exigencia frente a la finalización del conflicto en Siria, aunque hasta hace poco aparecía inflexible.

La lectura de la reciente visita del presidente Mohamed Mursi a China debe hacerse teniendo en cuenta que es el primer país al que acude por fuera de la esfera geográfica que rodea a Egipto. Sus intereses son claros y van en función de delimitar lazos que faciliten la inversión del país oriental en la zona mediterránea. Por lo menos, de manera inmediata se formalizó un acercamiento en temas de agricultura, educación, cultura, tecnología e investigación. Las acciones de Mursi son estratégicas hacia la consolidación de interacciones globales que brinden resultados y generen estabilidad a la deteriorada economía egipcia.

La cabeza del Ejecutivo egipcio también ha desarrollado otras acciones políticas determinantes. Está tratando de darle un giro a la política exterior del país llevándola a tener en cuenta múltiples actores que en un mismo escenario no podrían convivir, pero que trabajados desde la bilateralidad pueden resultarle supremamente útiles a sus propósitos. Acaba de visitar a Irán con unos resultados particulares, pues a pesar de mantener relaciones diplomáticas difíciles desde que la revolución islámica triunfó, pudo expresar posiciones favorables a un retorno del diálogo entre El Cairo y Teherán. No obstante, su posición radical generó algún malestar en un sector de la dirigencia iraní, pues fue categórico al criticar al gobierno de Al-Assad en Siria, siendo éste último un aliado fuerte para el gobierno con sede en Teherán.

La habilidad política de Mursi puede estar rayando en el riesgo de perder cooperación por parte de Washington. En la recién terminada cumbre de los países ‘No Alineados’ se atrevió a tocar el tema de apoyo a los programas nucleares iraníes y se refirió muy puntualmente a la defensa enérgica de la comunidad internacional frente a los derechos de la nación palestina. Sin embargo, también es real que está actuando con gran habilidad en procura de generarle a Egipto un ambiente mucho más diversificado para sus relaciones internacionales. Trabaja claramente para restarle a la dependencia del bilateralismo con los actores tradicionales para la política exterior egipcia.

Hay en el ambiente una interesante sensación de tranquilidad con lo que hace el presidente Mohamed Mursi en el país de los faraones. Ha dejado claro que su afiliación a la Hermandad Musulmana -partido político que representa- no lo llevará a ejercer prácticas fundamentalistas. Al contrario, su comportamiento moderado lo ha puesto en una condición muy particular, es uno de los pocos presidentes que puede ir a Pekín y regresarse por Irán para acudir a los Estados Unidos, teniendo en mente que Israel es pieza clave de su estrategia internacional y que debe estar atado sin contratiempos a ese vínculo. Está dando muestras de buen estadista el señor Mursi. En sus manos está que vuelva a poner a Egipto en acertado nivel para el diálogo internacional.