Globoeconomía

Apropiación ilegal de predios y falta de catastro rural, la aristas de la tenencia de tierras en el país

Ximena Ramírez

La falta de instrumentos estadísticos que permitan una verdadera caracterización del sector agropecuario, la apropiación ilegal de tierras por parte de grupos armados al margen de la ley (grupos guerrilleros y paramilitares) y la compra masiva de tierra por inversionistas con fines rentistas y no con fines productivos, constituyen los palos en la rueda que ha acompañado el histórico problema de la concentración de tierras y que no han permitido un verdadero desarrollo rural.

Así lo indicó Absalón Machado, docente de la Universidad Nacional y experto en tierras, quien dijo además que el hecho de que en Colombia no exista una verdadera tributación en la propiedad rural ha propiciado la concentración de tierras que terminan siendo improductivas. “Inversionistas adquieren tierras esperando a que se valoricen pero no las ponen a producir y no pagan impuestos”, dijo Machado.

Y es que la polémica que ha desatado la concentración en la tenencia de tierras en Colombia tiene más de una arista. La creciente adquisición de tierras no aprovechadas y otras que tradicionalmente han sido utilizadas sin atender criterios de vocación productiva, enciende esta vez el debate nacional en medio de un momento especialmente coyuntural.

Sin duda, Colombia a pesar de su auge minero energético, sigue siendo un país eminentemente agrícola. En este contexto se estima que el territorio nacional tiene un potencial de 21,5 millones de hectáreas que se pueden dedicar a la agricultura, sin embargo, según datos del Ministerio de Agricultura, apenas 4,9 millones de hectáreas se usan para actividades agrícolas. Esta superficie se ha venido concentrando en cultivos permanentes, con el 60% del área total, generando una mayor especialización en la oferta de alimentos. La ganadería colombiana usa casi 38,6 millones de hectáreas, cuando apenas 20 millones de hectáreas son aptas para explotaciones ganaderas. Entre tanto las plantaciones forestales ocupan una superficie de 350.000 hectáreas.

No obstante al cuestionarse quiénes son los dueños las tierras que están siendo explotadas, y las que no, no hay respuesta. Según Ana María Ibáñez, decana de Economía de la Universidad de los Andes esto se debe a la alta informalidad que hay en la zona rural nacional que alcanza el 48%. “En encuestas de hogares en áreas rurales que tienen acceso a tierras, se encuentra que, de cada dos personas que tienen acceso a tierra, una persona tiene propiedad informal”, precisó Ibáñez. En Colombia no se hace un Censo Nacional Agropecuario desde la década de los 70 que es hace más de cuarenta años y tampoco cuenta con un catastro rural actualizado.

Para Juan José Perfetti, investigador asociado a Fedesarrollo, este panorama ha traído para el sector agropecuario grandes rezagos. Según explica el investigador la agricultura colombiana se caracteriza frente a mucho de sus pares latinoamericanos porque sus niveles de crecimiento en el PIB agropecuario no han sido los más altos y han estado por debajo de la media de América Latina. “La tasa de crecimiento de los países de América Latina ha estado por encima del 3% anual mientras que Colombia ha estado por debajo de su crecimiento”, dijo.