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Así es el plan de sucesión que baraja Warren Buffett y que compartió en su asamblea

Bloomberg
RIPE:

Solo habrá un sucesor, será Greg Abel y tendrá los mismos poderes que ahora tiene Warren Buffett al frente de la compañía

Expansión - Madrid

El presidente de Berkshire Hathaway no tiene pensado retirarse, aunque es consciente de que a sus 93 años va siendo hora de pasar el relevo a Greg Abel, que también recibirá potestad para decidir sobre las inversiones del holding.

"Espero volver a estar aquí el año que viene". Así se despidió Warren Buffett de los inversionistas que este fin de semana estuvieron en Omaha (Nebraska) en la asamblea anual de Berkshire Hathaway, la primera que se celebra sin Charlie Munger, impulsor de esta cita en la que cada año acompañaba al Oráculo de Omaha en el estrado para contestar a las preguntas de sus accionistas.

No han faltado sentidos homenajes a quien fuera vicepresidente del grupo y mano derecha de Buffett durante casi cinco décadas, aunque eso no ha evitado que se echaran de menos sus frases lapidarias: "Las criptomonedas son venenos para ratas y un peligro para la civilización".

Warren Buffett obvió en esta edición el mundo cripto, pero sí se paró a valorar el potencial de la inteligencia artificial. Reconoció que no sabe gran cosa al respecto, pero sí tiene clara una cosa: las estafas a través de esta tecnología podrían convertirse en la próxima "industria de mayor crecimiento". Incluso llegó a comparar su potencial transformador con el que en su día tuvieron las armas nucleares.

"Si estuviera interesado en invertir en estafas, la IA va a ser la industria de crecimiento de todos los tiempos", aseguró. En su opinión, no hay límite cuando existe una tecnología capaz de crear una imagen de algo que no ha ocurrido con total perfección. ¿Se puede controlar a través de leyes o códigos éticos? Su diagnóstico fue contundente: "No conozco ninguna forma de volver a meter al genio en la botella".

Qué pasará con el relevo

Y aunque la IA es el tema de moda en Wall Street, en la junta de Berkshire Hathaway apenas ocupó unos pocos minutos. Lo que realmente centró la atención en esta edición fue la sucesión al frente del conglomerado. Buffett no tuvo problemas a la hora de abordar el tema entre bromas, pero se puso muy serio cuando aseguró que todo está organizado, aunque a sus 93 años piensa seguir al frente del negocio todo el tiempo que pueda.

Greg Abel, que ostenta el cargo de vicepresidente de la compañía (excluyendo el negocio asegurador, que depende de Ajit Jain), no se separó de su lado en todo el fin de semana. En las ediciones anteriores, aparecía brevemente en escena, pero siempre se retiraba discretamente para ceder todo el protagonismo a sus dos jefes. Este año, no solo se ha situado junto a Buffett durante las largas horas que dura su comparecencia ante los inversores -en sesión doble de mañana y tarde-, sino que ha intervenido en varias ocasiones.

Aun así, su momento cumbre llegó de la mano del presidente, que anunció que Abel no solo será el capitán de Berkshire Hathaway cuando él se retire, sino que también será el encargado de decidir sobre las inversiones que haga el hólding, algo que hasta ahora no estaba claro. Solo habrá un sucesor, será Greg Abel y tendrá los mismos poderes que ahora tiene Buffett al frente de la compañía.

Insistió en que no hace falta que nadie le recuerde su edad. Y bromeó haciendo hincapié en que "algo sé de tablas actuariales", en referencia a las estadísticas que utilizan las aseguradoras para calcular los seguros de vida. No en vano, el brazo asegurador de Berkshire Hathaway es uno de los principales negocios del holding, y uno de los que mejor se han comportado en el primer trimestre de este año, duplicando su beneficio antes de impuestos.

En la junta, hubo tiempo para todo, aunque el pistoletazo de salida fue la presentación de los resultados del primer trimestre a primera hora del sábado. Las cuentas reflejaron un aumento del beneficio operativo de 39%, hasta US$11.200 millones. Aun así, la atención de los accionistas se centró en la decisión de Berkshire Hathaway de reducir su participación en Apple, compañía que hasta ahora había sido una de las grandes apuestas personales de Warren Buffett.

El Oráculo de Omaha dejó claro la venta se debía exclusivamente a motivos fiscales para hacer frente a un incremento de la factura con Hacienda por el aumento de sus beneficios. "Espero que no les importe", bromeó Buffett, recordando lo patriótico que es pagar impuestos. Insistió en que sigue confiando en la compañía. Pese a haberse desprendido de alrededor del 13% de las acciones que tenía de Apple, todavía conserva alrededor de 790 millones de títulos del gigante tecnológico, valorados en más de US$135.000 millones.

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