Los ataques con drones ahora amenazan la ruta clave de Rusia para exportar petróleo
lunes, 22 de enero de 2024
En medio de la guerra en Ucrania, hubo una ofensiva contra rutas que podrían afectar el suministro a las tropas rusas y sus ventas externas
Bloomberg
Se abre un nuevo frente en la guerra de Rusia contra Ucrania que pone de relieve la vulnerabilidad de las exportaciones de petróleo desde los puertos occidentales del país, tras los informes de ataques con drones contra instalaciones de la costa báltica.
La semana pasada, el primer dron ucraniano alcanzó la región rusa de Leningrado, a unos 1.000 kilómetros de la frontera. El aparato fue derribado sobre la terminal petrolífera de Petersburgo, de propiedad privada, sin causar daños, según las autoridades rusas.
El domingo se produjo un segundo ataque con drones, organizado por los servicios secretos ucranianos, según un funcionario con conocimiento del asunto. Provocó un incendio que paralizó una planta de condensado de gas de Novatek PJSC en el puerto de Ust-Luga, que suministraba combustible al ejército ruso, según el funcionario, que habló bajo condición de anonimato.
La instalación también estaba cerca de algunas de las terminales de exportación de petróleo más importantes de Rusia. A medida que la guerra en Ucrania entra de nuevo en una fase de desgaste dirigida contra las infraestructuras energéticas, estos ataques preocupan a los observadores del mercado del petróleo.
"Los ataques regulares o los drones más pesados pueden interrumpir las operaciones portuarias del Báltico y provocar reducciones de los volúmenes de exportación", afirmó Sergey Vakulenko, un veterano de la industria que pasó diez años de sus 25 años de carrera como ejecutivo en un productor de petróleo ruso. Si eso ocurriera, "Rusia no tendría muchas alternativas viables".
Mantener constantes las exportaciones de petróleo de Rusia es crucial para el Kremlin, que recibe alrededor de 30% de los ingresos presupuestarios totales de la industria energética de la nación. El flujo de petrodólares está ayudando a financiar la guerra en Ucrania, que se acerca a su tercer año, al tiempo que financia el gasto interno en vísperas de las elecciones presidenciales de marzo.