Ambiente

Aún es posible alcanzar la neutralidad de emisiones para 2050 pero será 19% más caro

Gráfico LR

Para alcanzar el objetivo, los vehículos vendidos a partir de 2034 deben ser eléctricos, esto en señal del desuso de los tradicionales

Bloomberg

Los gobiernos y las empresas necesitan gastar US$34 billones adicionales en la transición a la energía limpia de aquí a 2050 para alcanzar emisiones netas cero, según BloombergNEF.

El informe New Energy Outlook dice que esa cantidad es 19% más de lo esperado en su escenario base. El hallazgo indica que sectores desde los vehículos eléctricos y las energías renovables hasta las redes eléctricas y la captura de carbono necesitan apoyo adicional.

La transición a la energía limpia ha enfrentado resistencia en los últimos años a medida que las políticas climáticas se han convertido en un punto de tensión política en Estados Unidos y Europa. Al mismo tiempo, los promotores de proyectos renovables se han topado con tasas de interés más altas e inflación, lo que hace que el retorno potencial de las inversiones sea menos atractivo.

Si bien Bnef dijo a principios de este año que la inversión global en la transición energética baja en carbono aumentó 17% en 2023 a US$1,8 billones, su informe del martes muestra que el ritmo de este gasto debe acelerarse a medida que el mundo continúa calentándose y se necesitan soluciones más importantes lo antes posible.

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“Es algo alentador que estemos tan cerca, pero al mismo tiempo, también lo es tan lejos porque muchas de estas inversiones no son totalmente rentables si no se toman más medidas”, dijo David Hostert, director global de economía y modelado de Bnef.

Entre los grandes cambios necesarios para lograr el cero neto, el informe dice que cada automóvil nuevo vendido a partir de 2034 tendrá que ser un vehículo eléctrico. Las tecnologías de captura de carbono requerirán una inversión de US$6,8 billones para atrapar las emisiones, no sólo de la industria, sino también del sector energético. Las inversiones en proyectos de redes eléctricas alcanzarán un máximo de aproximadamente US$1 billón por año en la década de 2040, similar a la inversión requerida para la generación de energía renovable en esa década.

“Definitivamente hay un despertar en las empresas de redes nacionales, pero la inversión no avanza tan rápido como debería”. dijo Hostert.

Las cifras de Bnef se basan en el capital inicial necesario para construir infraestructura verde y no incluyen gastos operativos. Esto significa que cualquier escenario que consuma más combustibles fósiles de los necesarios para encaminarse hacia el cero neto podría, en última instancia, ser más costoso de implementar, aunque BloombergNEF todavía no ha realizado esos cálculos.

LOS CONTRASTES

  • David HostertDirector global de economíay modelado de Bnef

    “Es alentador que estemos tan cerca, pero a la vez estemos tan lejos. Muchas de las inversionesno serán rentablessi no se toman las medidas necesarias”.

Continuar calentando el planeta también le costará al mundo daños causados por fenómenos climáticos extremos. Un estudio del mes pasado del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático encontró que los costos anuales para la economía global podrían estar entre US$19 y 59 billones cada año para 2050, independientemente de las reducciones de emisiones de gases. Aún así, es probable que reducir las emisiones de carbono reduzca el costo de los impactos climáticos.

Lo que queda claro del análisis de Bnef es que la era de los combustibles fósiles que dominan el sistema energético está llegando a su fin. Ya sea que los países apliquen o no las políticas necesarias para encaminarse hacia el cero neto para 2050, la participación de las energías renovables en la combinación eléctrica mundial aún podría ser superior a 50% para fines de la década.

BloombergNEF contempla dos escenarios

En aras de proyectar el destino de las inversiones y el compromiso gubernamental y privado por alcanzar la neutralidad en las emisiones, BloombergNEF dividió su análisis en un escenario de transición económica en la que los gobiernos dependen de tecnologías económicamente competitivas pero que dirige a la Tierra a un calentamiento de 2,6°C desde la época industrial. El otro escenario defiende que los gobiernos duplican sus esfuerzos tecnológicos en reducir la temperatura global pero advierte sobre la dificultad de alcanzar 1,5°C menos para 2050.

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