Banco de España recorta 1,3% previsión de PIB por enfriamiento de demanda externa
martes, 20 de diciembre de 2022
La previsión de la entidad para 2023 se alinea con la de la Ocde, que también espera un alza del PIB del 1,3% el año que viene, pero es más optimista que las del FMI
Expansión - Madrid
El león de la crisis podría no ser tan fiero como sugerían los indicadores hace tan solo unas semanas, aunque el horizonte económico sigue encapotado por la incertidumbre, las todavía elevadas presiones inflacionistas, las subidas de tipos del BCE y las incógnitas sobre la evolución de la guerra en Ucrania y sus efectos sobre los precios energético.
En este contexto, el Banco de España ha ajustado este martes sus proyecciones macro, con una cucharada de cal y otra de arena. El supervisor ha revisado al alza en una décima su pronóstico para este año, hasta el 4,6%, por la resiliencia mostrada por la economía en el segundo semestre, mayor de lo esperado, y ha restado esa décima al crecimiento previsto para 2023, que reduce al 1,3%, esencialmente por el enfriamiento de la demanda externa.
De hecho, mientras que los pronósticos para la zona euro, destino mayoritario de las exportaciones españolas, arrojan una contracción del 0,2% en el cuarto trimestre, la previsión del supervisor para España anticipa una exigua alza del 0,1%, aunque sujeta a una "considerable incertidumbre".
La previsión del Banco de España para 2023 se alinea con la de la Ocde, que también espera un alza del PIB del 1,3% el año que viene, pero es más optimista que la de organismos como el FMI o la Comisión Europea, que reducen el crecimiento al 1,2% y 1%, respectivamente. En cualquier caso, todos esos pronósticos se encuentran muy por debajo del 2,1% que sigue defendiendo el Gobierno.
Pero que la crisis vaya a ser menos intensa de lo que se temía en un principio no significa que el peligro se haya conjurado. De hecho, el Banco de España advierte de que la actividad económica seguirá mostrando una significativa "debilidad" en los próximos meses, especialmente en el arranque de 2023, fruto de unas presiones inflacionistas todavía elevadas, del endurecimiento de las condiciones de financiación y de unos niveles de confianza en horas bajas.
La institución prevé que el IPC armonizado medio se sitúe en el 4,9% en 2023, frente al 5,6% estimado con anterioridad, partiendo de la premisa de que se prorrogan las principales medidas del Gobierno para contener el alza de los precios, que habrían reducido en algo más de dos puntos la tasa de inflación de noviembre.
El supervisor confía, sin embargo, en un giro de la situación a partir de la primavera, de la mano del alivio gradual de las tensiones en los mercados energéticos, de la relajación de las presiones inflacionarias, del mayor despliegue de los fondos de recuperación europeos y de la progresiva desaparición de los cuellos de botella en las cadenas globales de suministro.
En este contexto y, pese a que las ramas de la incertidumbre impiden a las familias ver todavía claros en el bosque de la crisis, la demanda nacional y, en concreto, el consumo de los hogares se perfila como uno de los principales motores de impulso de la economía en 2023, con un avance del 1,9%, seis décimas más que en las estimaciones de octubre.
Eso no significa que la demanda de las familias vaya a desplegar todo su potencial. De hecho, el supervisor remarca que "el consumo de los hogares muestra una recuperación particularmente retrasada de los niveles prepandemia", situándose todavía más de 5 puntos por debajo de los niveles de 2019. Además, el Banco de España estima que las familias apenas habrían hecho uso de la bolsa de ahorro acumulada durante el Covid y tampoco espera que el recurso a esa renta embalsada vaya a ser "muy relevante" en los próximos meses a la hora de espolear el consumo.
Reducción de la temporalidad y gasto
Otra de las bazas con que cuenta la economía es la resiliencia mostrada por el mercado laboral, donde el Banco de España ha constatado la reducción de la tasa de temporalidad: 13,5 puntos respecto a la de noviembre de 2021, de los que 3,2 puntos se deberían al incremento de los fijos discontinuos.
La institución que gobierna Pablo Hernández de Cosa estima que la conversión de contratos temporales en indefinidos podría haber contribuido a sostener el gasto privado entre 0,3 y 0,4 puntos; esto es, entre US$2.123 y US$3.184 millones. El supervisor estima que la tasa de paro repuntará tímidamente en 2023, hasta el 12,9%, una décima más que en su informe anterior.
Las exportaciones también seguirán creciendo a tasas significativas, con un alza del 3,8% el año que viene (dos décimas menos que en la proyección de octubre), pero aún crecerán con más fuerza las importaciones (un 4,3%), lo que provocará que la aportación de la demanda exterior sea ligeramente negativa (-0,1% vs. el +0,5 que se esperaba hace tres meses).
La inversión crecerá un 1,6% en 2023 antes de acelerar al 3% en 2024 bajo el influjo del creciente despliegue de los fondos europeos.
En un contexto en el que la inflación sigue engordando los ingresos públicos pese a la senda de moderación emprendida en los últimos meses, el déficit público, sin embargo, apenas bajará una décima respecto a lo pronosticado para este año: del 4,2% al 4,1% en 2023, aunque el Banco de España alerta de que ese desfase volverá a repuntar en 2025, aupándose al 4,5%.
Y tampoco la deuda pública se reducirá de forma significativa en los próximos ejercicios, estancada en niveles cercanos al 110% del PIB en el trienio que viene.