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Bolsas emergentes superan a mercados desarrollados

Expansión - Madrid

Desde el inicio de 2016 el índice Msci de mercados emergentes se anota más de 15%, lo que representa su mejor desempeño desde 2010. Además, por primera vez en cuatro años muestra un mejor tono que el mismo índice de mercados desarrollados, que sube 4,5% en el año.

Los principales índices de Perú, Brasil, Argentina o Rusia muestran ganancias anuales entre 60% y 28%, que, además, se multiplican si se tiene en cuenta la apreciación de sus respectivas divisas.

Estos guarismos parecen haber sepultado las señales de alarma que, a inicios de año, hacían de las bolsas emergentes un terreno vedado. Los desequilibrios de China, la profunda recesión de países como Brasil y Rusia y el hundimiento de las materias primas, que motivaron intensas turbulencias en las primeras semanas de 2016, han dejado de intimidar a los inversores, que, de hecho, han vuelto con fuerza a estos mercados. En sólo seis semanas, US$18.000 millones han entrado en estos mercados, según Bank of America. 

Para Fernando Hernández, analista de Andbank, estos datos “evidencian una mayor confianza en estos mercados y representan un sustento para el corto plazo”.

Para los expertos, una de las claves de este cambio de signo está en la política monetaria de EE.UU. “Los mercados han comprendido que es poco probable un alza de tipos agresiva en EE.UU. a corto plazo”, sostiene Pedro Lacambra, de Ibercaja Gestión.

Esto propicia un movimiento en cadena, pues la debilidad del dólar favorece a las materias primas, alivia la presión sobre estas economías, que cuentan con elevadas cantidades de deuda en dólares, y frenan la salida de fondos que amenazaba a muchos de estos países.

Además, según BlackRock, “esto puede comprar tiempo para que los emergentes implementen reformas estructurales” que los hagan más resistentes cuando finalmente se produzca la subida de tipos.

Asimismo, la prolongación del escenario de tipos en mínimos fuerza a los inversores a buscar oportunidades, a costa de asumir más riesgos. “Los inversores americanos buscan alternativas de rentabilidad fuera de EE.UU., y ante las incertidumbres que amenazan a Europa, se han decantado por los emergentes”, apunta Xavier Cebrián, de GVC Gaesco Gestión.

Pero las bolsas emergentes no sólo se han alimentado de impulsos externos, sino que, según el Citi, estas economías muestran indicios de una recuperación que podría consolidarse. Así, por ejemplo, Louis dArvieu, de Amiral Gestión, sugiere que Brasil, Rusia e incluso China han dejado atrás lo peor de la crisis.

Perspectivas de resultados

Hernández resaltó que, desde marzo, por primera vez en varios trimestres, las perspectivas de resultados en estos países han ido al alza, apoyadas por una subida de ventas nominales y menores costes de financiación, por la caída de rentabilidades de la deuda. Esto ha permitido a las bolsas emergentes poner en valor su mayor atractivo relativo en términos de precio sobre valor en libros, donde aún muestran un descuento de 28% respecto a los mercados desarrollados, explicó Lacambra, que, no obstante, avisa que tampoco cotizan a precios de ganga y hay que ser muy selectivo.

Desde Capital Economics pronostican que el Msci de emergentes podría anotarse 20% hasta finales de 2018.