Hacienda

Canadá tiene el mayor impuesto al carbono en América y representa 25% del tributo

Si se excluyera el precio de los combustibles, que en el último año ha subido más de 50%, el costo de vida habría aumentado 6,5%

Mauricio Zuluaga

En 2019 Canadá introdujo un precio a la contaminación por carbono como medida para desestimular el consumo de combustibles fósiles y así cumplir con la meta de cero emisiones en 2050. Por cuenta de esta disposición, los canadienses pagan cerca de US$0,34 extra por cada galón de gasolina, un valor que en el 2030 subiría a US$1,13. Hoy, cuando la inflación en el país alcanza su nivel más alto en 39 años, llegando a 8,1% en junio, este gravamen vuelve a estar en el centro del debate.

El impuesto al carbono representa 25% de los tributos incluidos en el valor de la gasolina. Si se excluyera el precio de los combustibles, que en el último año ha subido más de 50%, el costo de vida habría aumentado solo 6,5%; es decir 1,6 puntos básicos menos. Algunas voces cuestionan la eficiencia del tributo, argumentando que no ha habido una disminución significativa de las emisiones por cuenta de un menor consumo de fuentes fósiles, mientras que sí se está teniendo un efecto inflacionario.

La experiencia de Canadá en esta materia es un punto de referencia importante para las demás naciones. Los canadienses son unos de los mayores consumidores de petróleo y productos refinados del mundo. El consumo per cápita de gasolina, antes de la pandemia, era de 335 galones, mientras que el de diésel llegaba a los 226 galones.

Estos números están explicados principalmente por ser la segunda Nación con mayor territorio, lo que hace que las distancias recorridas mayores, teniendo en cuenta, además, que la población del país es cercana a los 39 millones de personas y está dispersa en diversas áreas, lo que aumenta la necesidad de los recorridos largos.

Argumentando un alto impacto en la economía, la Federación Canadiense de Empresas Independientes pidió suspender el cobro del impuesto al carbono de manera temporal, asegurando que sus márgenes de ganancia se están afectando. “Cada centavo cuenta para las pequeñas empresas, especialmente a medida que navegan por los costos de los insumos y la escasez de mano de obra, que hacen que los productos se disparen”, dijo Corinne Pohlmann, vicepresidenta de Asuntos Nacionales del gremio.

En el terreno político los conservadores, opositores al gobierno de Justin Trudeau, han asegurado que de ganar las próximas elecciones federales eliminarían este cobro. Un tema que no es menor, teniendo en cuenta que en este otoño los canadienses podrían ser convocados a las urnas nuevamente. Por ahora el gobierno se defiende y argumenta que los altos precios de la gasolina están determinados por otros factores.

"El hecho es que los márgenes de refinación de la gasolina en Canadá aumentaron más del 113% entre junio de 2019 y junio de 2022, y las compañías de petróleo y gas están experimentando flujos de efectivo récord", explicó el ministro de Ambiente y para el Cambio Climático, Steven Guilbeault.

La particularidad de este impuesto en Canadá tiene que ver con que cerca de 90% de lo que se recauda se devuelve a los contribuyentes. La idea detrás de esta dinámica es simple, motivar a las personas a consumir menos combustibles, vía mayor precio, pero a su vez, que aquellas personas que demanden menos gasolina, o migren a vehículos eléctricos, obtengan un beneficio económico en caso de que el valor del reembolso sea mayor al dinero destinado al pago de este gravamen.

Según los cálculos del gobierno, este año una familia de cuatro personas residente en Ontario tendría derecho a una devolución de 745 dólares canadienses (USD$573), por lo que la mayoría de los hogares recibirán más de lo que pagaron como resultado del sistema federal de fijación de precios de la contaminación por carbono. Sin embargo, un informe de la Oficina de Presupuesto Parlamentario (PBO), concluyó que para el grueso de los canadienses, especialmente los de ingresos alto, el precio federal del carbono representa una pérdida neta.

Según el Banco Mundial, en el mundo hoy existen 68 instrumentos directos de fijación de precios del carbono que son aplicados en 46 países, los cuales explican cerca de 20% de las emisiones globales. Entre las medidas que han venido adoptando se encuentran 36 regímenes de impuestos al carbono y 32 sistemas de comercio de emisiones. Estos últimos son una especie de permisos negociables que establecen un límite a la cantidad de gases de efecto invernadero que se pueden emitir.

En América solo cinco países, Canadá, México, Colombia, Chile y Argentina, aplican algún tipo de tributo al carbono. El gobierno canadiense tiene la tarifa más alta, US$40 por tonelada de CO2, mientras que el resto de las naciones aplican una que en promedio no supera los US$5.

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