Globoeconomía

Casinos suizos viven momentos difíciles conforme los italianos se quedan en su país

Bloomberg

De stilettos negros, melena rubia y un toque de lápiz labial rojo, la contadora milanesa Maria Teresa De Gasperi está vestida para una salida nocturna en Suiza. Sus visitas al casino de Lugano se han vuelto menos frecuentes a medida que declina su presupuesto para el juego.

“Mucho, pero mucho menos”, dijo, sentada en un sofá del vestíbulo profusamente iluminado del casino, haciendo referencia a su gasto.
La ciudad suiza de Lugano ha sido sede de un casino en el último siglo y alrededor de 80% de los apostadores son italianos, según la administración del establecimiento. La ciudad, ubicada al sur de los Alpes junto a un lago azul bordeado de palmeras, está a aproximadamente una hora del centro financiero de Italia, Milán, ya sea por auto o tren, y en la frontera del próspero norte de Europa. Se facilita el acceso al alivio de la depresión.
La liberalización de las que alguna vez fueron estrictas leyes del país de mayoría católica ha contribuido a que el juego cobrara mayor popularidad en Italia, donde la economía está inmersa en la depresión más prolongada en 20 años. Ese cambio, sumado a la fuerza del franco suizo, dificulta las cosas en el cantón suizo italianoparlante de Ticino. El franco se apreció alrededor de 25%  contra el euro en los últimos cinco años.
Los problemas del sector del juego contrastan con buena parte del resto de la economía suiza, que ha logrado recuperarse de la contracción que padeció en 2009. En el primer trimestre de 2013, el crecimiento suizo superó el de Alemania, la economía de mayor capacidad de adaptación entre los 17 miembros del bloque monetario.