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Chile, Colombia y Costa Rica, países con más desigualdad entre miembros de la Ocde

Gráfico LR

El último informe sobre movilidad social y desigualdad resalta el papel que juega el acceso a la educación en alcanzar el cierre de brechas en América Latina

Santiago Arrieta

Colombia continúa figurando entre los países con mayores niveles de desigualdad dentro de la Ocde, una condición que no se explica únicamente por la distribución del ingreso, sino por brechas profundas en el acceso efectivo a oportunidades educativas. Los datos más recientes del organismo muestran que la desigualdad comienza a manifestarse desde la trayectoria escolar y se amplifica a lo largo del ciclo de vida.

El más reciente informe sobre movilidad social y desigualdad de la Ocde reveló que los países más desiguales en esta organización están en América Latina. Chile y Costa Rica acompañan a Colombia encabezando las mediciones de desigualdad.

Uno de los indicadores más reveladores es la proporción de jóvenes que quedan fuera del sistema educativo en la secundaria alta. En Colombia, cerca de 20% de los jóvenes en edad de cursar este nivel no está matriculado, una proporción claramente superior al promedio de la Ocde y cercana a los niveles observados en América Latina y el Caribe. Aunque la exclusión escolar es relativamente baja en primaria, el problema se intensifica a medida que avanza la escolaridad, especialmente entre los hombres.

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A propósito de los problemas que tiene el país en materia de desigualdad, Andreas Schleicher, director de educación y competencias de la Ocde, dejó claro que las variables se deben mirar de manera comprensiva y no solo ponerle la lupa a las debilidades de los estudiantes vulnerables. “La geografía, el trasfondo social, incluso el género, son importantes en Colombia. Creo que las oportunidades educativas no son distribuidas igualmente”, añadió Schleicher.

Esta salida temprana del sistema educativo tiene consecuencias directas sobre la desigualdad futura. El informe muestra que no completar la secundaria reduce drásticamente las posibilidades de continuar hacia la educación superior y limita el acceso a empleos formales. En la práctica, la educación deja de funcionar como un mecanismo de movilidad social y pasa a reproducir las brechas de origen.

La relación entre educación y desigualdad se vuelve aún más evidente cuando se observa el vínculo con el mercado laboral. En América Latina y el Caribe, cerca de 60% de los trabajadores con bajo nivel educativo se desempeña en la informalidad, frente a alrededor de 35% entre quienes alcanzan educación media y apenas 15% entre quienes cuentan con educación superior. Esta diferencia implica que salir del sistema educativo multiplica varias veces el riesgo de insertarse en empleos precarios, con bajos ingresos y sin protección social.

LOS CONTRASTES

  • María José Álvarez Profesora de sociología Universidad Los Andes

    “Está claro que la educación es un camino para la movilidad social. Al abrirle la puerta a los jóvenes, se genera mucho desarrollo humano y crecimiento económico”.

  • Andreas SchleicherDirector de educación y competencias Ocde

    “La educación en Colombia todavía es muy tradicional. Los profesores hablan y los estudiantes aprenden. Hay que orientar el modelo de la educación para la acción”.

En Colombia, donde una proporción significativa de la población no logra completar la secundaria, esta dinámica explica buena parte de la persistencia de la desigualdad.

El mercado laboral no corrige las brechas educativas y por el contrario las amplifica, consolidando trayectorias laborales marcadas por la informalidad y la inestabilidad.

Otro elemento clave es la brecha entre el diseño normativo y la realidad del sistema educativo. Colombia cuenta con más de 12 años de educación obligatoria, una cifra comparable con la de varios países de la región. Sin embargo, la tasa neta de matrícula en secundaria no acompaña plenamente esa extensión, lo que evidencia dificultades para retener a los estudiantes, especialmente a aquellos de contextos socioeconómicos más vulnerables.

El problema no es la duración de la escolaridad obligatoria, sino la capacidad del sistema para garantizar permanencia y aprendizaje.

Estos datos ayudan a entender por qué Colombia sigue ubicándose entre los países más desiguales del bloque. La combinación de deserción en secundaria, bajos niveles de aprendizaje y una fuerte penalización laboral para quienes no completan su educación termina consolidando un círculo de desigualdad difícil de romper.

Desde la perspectiva de la Ocde, el desafío central para Colombia no es solo ampliar la cobertura educativa, sino mejorar la calidad del aprendizaje y reducir las brechas en las trayectorias escolares. Sin avances en estos frentes, la educación continuará reflejando la desigualdad existente, en lugar de buscar como reducirla.

Colombia obtuvo pésimos resultados en la última edición de las pruebas Pisa

Colombia obtuvo el peor desempeño en cuanto a pensamiento creativo entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde. Esto, de acuerdo a los resultados más recientes de las pruebas Pisa sobre este apartado, Colombia ocupó el puesto 28 entre 64 países a los que se les aplicó la medición, con una puntuación de 26.

El listado de los miembros lo encabezaron Corea del Sur y Canadá, con 38 puntos para ambos países; Australia, con 37; y Nueva Zelanda, con 36.

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