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Cómo daños de cosechas en Brasil impactan en inflación mundial de alimentos

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El costo de los granos de Arábica se disparó 30% en un período de seis días, el jugo de naranja aumentó 20% en tres semanas.

Gestión - Lima

Ningún país del mundo pone más desayunos en la mesa que Brasil. Las fincas que salpican las vastas llanuras y las zonas montañosas que se elevan sobre la costa atlántica producen cuatro quintas partes de las exportaciones mundiales de jugo de naranja, la mitad de las exportaciones de azúcar, una tercera parte de las exportaciones de café y una tercera parte de la soja y el maíz que se utilizan para alimentar a las gallinas ponedoras de huevos y ganado.

Entonces, cuando este año los cultivos de la región se vieron afectados por la peor sequía en un siglo, seguida de un frente antártico sin precedentes que cubrió repetidamente la tierra con una helada espesa, los mercados mundiales de productos básicos se sacudieron.

El costo de los granos de Arábica se disparó 30% en un período de seis días a fines de julio; el jugo de naranja aumentó 20% en tres semanas; y el azúcar alcanzó un máximo de cuatro años en agosto.

Los picos de precios están contribuyendo a un aumento repentino de la inflación alimentaria internacional (un índice de la ONU ha aumentado 33% en los últimos 12 meses), lo que está agravando las dificultades financieras en medio de la pandemia y obligando a millones de familias de bajos ingresos a reducir las compras de alimentos en todo el mundo.

Además, el episodio envía una advertencia funesta de lo que vendrá, ya que los científicos anticipan que el aumento de las temperaturas globales y la disminución de la humedad del suelo causarán cada vez más estragos en las tierras agrícolas de Brasil y en gran parte del resto del mundo.

“Es un círculo vicioso”, dice Marcelo Seluchi, meteorólogo del Centro de Alerta y Monitoreo de Desastres Naturales de Brasil. “No llueve porque no hay humedad, y no hay humedad porque no llueve”. La deforestación de la Amazonía está jugando un papel importante, dice. Según sus cálculos, Brasil no ha tenido una temporada de lluvias normal desde 2010.

“Ha sido un año muy peculiar”, dice. “Inundaciones en Alemania y China, y hay un problema de sequía muy grave en Brasil”.

También hay sequía al otro lado de la frontera en Argentina y en Chile, Canadá, Madagascar, México y Rusia. La situación en Estados Unidos ha sido diversa este verano: el oeste ha sido devastado por olas de calor récord, incendios forestales y una sequía tan severa que, como en Brasil, enormes lagos y ríos se están secando y se está agotando la energía hidroeléctrica; mientras que el este del país se ha visto empapado por tormentas tropicales récord e inundaciones mortales.

“El mundo va por un camino muy peligroso”, afirma Seluchi.

Todo esto, según un estudio reciente publicado en el Journal of Environmental Economics and Management, conducirá a una disminución de 10% en los rendimientos de los cultivos durante las próximas tres décadas, un período en el que se espera que la población mundial crezca más de un quinto.

La destrucción provocada en Brasil permite vislumbrar ese futuro. Entre la sequía y las heladas, los cultivos en unos 1.5 millones de kilómetros cuadrados de tierra han resultado dañados, un área del tamaño del Perú. Las pérdidas de café son las más impresionantes: hasta 1,300 millones de libras de granos destruidos, suficiente para preparar todas las tazas que los estadounidenses beben durante un período de cuatro meses.

Esto ha provocado una carrera frenética entre los minoristas de café más grandes del mundo, empresas como Starbucks Corp. y Nestlé SA, por asegurar los suministros.

“Estos tipos están luchando bastante”, dice Jack Scoville, un operador de productos básicos corredora de materias primas Price Futures Group en Chicago. Starbucks dijo en un comunicado que siempre compra con meses de anticipación, y Mark Schneider, director ejecutivo de Nestlé, dijo a los inversionistas que la compañía protegió sus finanzas comprando contratos de cobertura que se extienden hasta principios del próximo año.

Scoville, sin embargo, advirtió que fijar los precios con éxito no es lo mismo que obtener suficiente café a largo plazo. La mala cosecha de Brasil afectará al mercado durante años, predice. Está observando que los compradores que normalmente obtienen todos sus granos de Brasil y Vietnam de repente se dirigen a otras regiones para tratar de compensar la escasez.

En tanto, el operador nacional de la red eléctrica ONS señala que el déficit de lluvia acumulado durante la última década en muchas cuencas en Brasil equivale a aproximadamente un año de precipitaciones. Los monzones de los que dependen los agricultores han ido llegando más tarde cada año.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU predice que esta tendencia empeorará en los próximos años, con temporadas secas más largas que se extenderán desde el centro de Brasil hasta la Amazonía.

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