Hacienda

Los contratos militares privados son un negocio que supera los US$200.000 millones

La demanda de estos servicios, que son legales y diferentes a los mercenarios, ha llevado a un aumento de las firmas que los prestan

Laura Vita Mesa

El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, a manos de un grupo de mercenarios integrado, mayoritariamente, por exmilitares colombianos, revivió muchas de las teorías que por años se han tejido alrededor de este concepto.

Son frecuentes las confusiones entre mercenarios y contratistas de seguridad privada, sin embargo, es necesario aclarar que no se trata de sinónimos: los primeros están asociados a un mercado ilegal, mientras los segundos hacen parte de una industria que mueve más de US$200.000 millones en el mundo, según Statista.

“La Convención internacional contra el uso de mercenarios establece que un mercenario es un individuo reclutado en el extranjero, que recibe una retribución económica, y cuyo objetivo es participar en un conflicto armado, derrocar un gobierno o atentar contra la integridad de un territorio”, dijo Andrés Macías, investigador del Externado.

En contraste, existe una industria privada de servicios militares que es legal, aunque no está del todo regulada, y que contrata individuos expertos en seguridad y actividades militares, para ofrecer servicios.

Aunque la práctica viene desde la antigua Roma, la masificación de su uso por parte de países como EE.UU. o Reino Unido dio pie a la consolidación de la industria de contratistas de seguridad privada. A manera de ejemplo: mientras en la I Guerra Mundial EE.UU. tuvo un contratista privado por cada 24 soldados, en la guerra de Irak la proporción fue de uno a uno.

El aumento de la demanda, a su vez, ha impulsado el crecimiento de contratistas de seguridad privada, como Blackwater, en países como Colombia.

Aunque legal, se trata de una industria cuestionada por su falta de transparencia. Por eso, han surgido asociaciones como la International Code of Conduct Association, de compañías militares privadas que se rigen por su propio “código de conducta” y han respondido con autoregulación a las críticas en su contra. Actualmente, cuenta con 98 empresas inscritas.

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