Datos económicos de Bolivia muestran la mayor escasez de reservas en dos décadas
martes, 23 de abril de 2024
Analistas ven que los malos datos económicos y elevados precios de los consumidores le ayudarían a Evo Morales para volver al poder
Bloomberg
En el aire enrarecido de El Alto, Bolivia, multitudes de compradores buscan gangas en puestos de zapatos, libros escolares, utensilios de cocina o ropa falsificada.
Acá, en estos puestos comerciales en la ciudad más alta del mundo en Los Andes, se pueden detectar las primeras pistas de la crisis financiera que está surgiendo en Bolivia. Los bolsillos de la gente comienzan a sentir el efecto del colapso de la fijación entre la moneda nacional y el dólar. Los precios se han disparado.
“Está subiendo todo, hasta de nosotros mismos que es producto nacional”, dice Rocío Sarmiento, quien atiende un puesto de bocadillos en El Alto. El negocio ese día está lento.
A principios de este siglo Bolivia registró algunas de las tasas de crecimiento más altas de América Latina. Pero eso ha cambiado. Una tormenta financiera está golpeando a la nación de 12 millones de habitantes. El país tiene sus raíces en el fin de un auge del gas natural y el fracaso de la industria.
El escenario agudiza el conflicto entre el presidente Luis Arce y su antecesor, Evo Morales, quien busca regresar al poder, a pesar de un fallo de la Corte Constitucional el año pasado que se lo impediría. Este deterioro económico es una seria amenaza para Arce. La escasez de divisas está frenando el comercio exterior y los efectos se sienten en todo el país, desde la capital, La Paz, hasta la cuenca del Amazonas.
Jimena Ugrinovic maneja una empresa familiar de importación de fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola. Dice que cada día cuesta más conseguir dólares para pagar a sus proveedores en China, India e Israel. Esto amenaza a los productores de soja y carne vacuna que han impulsado gran parte del reciente crecimiento económico del país.
“Somos el primer eslabón de la cadena de producción”, dijo, desde la provincia de Santa Cruz. “Si nosotros no podemos importar, no va a haber agricultura. Así de sencillo”.
La agitación en Bolivia es un nuevo golpe para la alguna vez dinámica región andina. El débil crecimiento, el estancamiento político y el descontento popular afectan desde Colombia hasta Chile. En Perú, el sistema político está contra las cuerdas, Argentina implementa una terapia de choque para hacer frente a una inflación cercana al 300%, y Ecuador lidia con sendas crisis económicas y de seguridad.
Morales vuelve a escena
La convulsión en Bolivia fortalece las posibilidades de Evo Morales. El ex pastor de llamas de 64 años de edad se consideró como el primer presidente indígena de Bolivia en 2006. Sus éxitos lo convirtieron en un ícono del socialismo latinoamericano, pero se vio obligado a dimitir en 2019 después de una disputada elección.
Morales ahora planea su regreso tras romper relaciones con Arce, un economista de 60 años educado en el Reino Unido y que alguna vez fue su protegido.
La combinación de problemas económicos y divisiones en el partido gobernante podría resultar en mayores turbulencias en un país con cientos de revoluciones desde su independencia de España hace dos siglos, y donde sindicatos de cocaleros, mineros o maestros suelen organizarse violentamente en protestas.
“Indudablemente la gente que está apoyando a Morales va a buscar no solamente eso, (sino) muchos pretextos para poder salir a la calle”, advirtió Jerges Mercado, un congresista leal a Arce.
La ciudad de El Alto, con su millón de habitantes, es un bastión del partido gobernante socialista y donde se percibe claramente la pelea entre las dos facciones políticas y económicas. Ambas luchan por el control de los sindicatos y organizaciones indígenas antes de las elecciones del próximo año.
Es además la ciudad indígena más grande de Bolivia y gran parte de la población vive en condiciones de pobreza. Los más ricos viven en la vecina La Paz, casi 1.000 metros más abajo. Un sistema de teleférico ordenado durante la presidencia de Morales una ambas ciudades.
“El Alto va a ser importante”, dijo Ignacio Renán Cabezas, un aliado de Morales y representante de esa ciudad en el Congreso. “La clave para que el siguiente Gobierno tenga gobernabilidad o una buena gestión”.
Una encuesta reveló que Arce cuenta con aproximadamente el doble de apoyo que Morales dentro del partido gobernante. Pero ese respaldo puede disminuir si el gobierno se ve forzado a dejar de subsidiar los alimentos y el combustible, o si la escasez de dólares acelera la inflación. Ya hay señales de que eso está sucediendo en el principal mercado de El Alto.
Sarmiento, la del puesto de bocadillos, dijo que ahora paga 30 bolivianos (US$4,30 al tipo de cambio oficial) al por mayor por un paquete de galletas importadas que costaba 24 bolivianos hace un año. Otros productos, incluida la Coca Cola, también han subido de precio, dijo.
Una licuadora ahora cuesta 210 bolivianos, mientras que el año pasado costaba unos 175, según otro dueño de una tienda. Una tetera marca Philips tiene un precio de 140 a 185 bolivianos.
En la entrada de supermercados subsidiados en Bolivia se ven imágenes de Arce sonriendo. Un símbolo del beneficio del gobierno para la gente. Los subsidios a los productos básicos más el tipo de cambio fijo han ayudado a que Bolivia tenga una inflación más baja que la de Alemania y Japón en los últimos años, un logro no menor cuando los precios se dispararon en la mayor parte de América Latina.
Pero ahora que muchos importadores luchan por conseguir dólares o tienen que comprar a un precio elevado, el mayor logro de Arce podría estar en riesgo. En los supermercados estatales, las autoridades han logrado hasta ahora mantener bajo control los precios de productos de producción local como arroz, pasta y fruta. Los precios al consumidor aumentaron sólo un 2,1% el año pasado.