De los robots a ChatGPT... ¿peligran los empleados ante estas nuevas tecnologías?
miércoles, 1 de febrero de 2023
ChatGPT ha despertado el temor en los trabajadores pues muchos piensan que sus trabajos peligran ante esta tecnología.
Expansión - Madrid
"Si yo fuera un redactor de textos comerciales en una agencia, mi objetivo inmediato sería convertirme en el que mejor conoce ChatGPT. Trataría de ser el entrenador de ChatGPT de la agencia"... Esta es una sugerencia de futuro profesional hecha por Juanjo Amorín, fundador y presidente de Edix, ante el boom de la inteligencia artificial generativa y las capacidades espectaculares de herramientas como ChatGPT.
Antes de la pandemia, el temor a que máquinas y algoritmos nos quitaran el trabajo generó un debate intenso que llevó a concluir que los empleos en peligro de desaparición serían precisamente aquellos que no aportan valor, y en los que no hace falta que el ser humano deje su impronta única e insustituible.
Quienes mantenían un puesto o un trabajo basado en una actividad rutinaria, predecible y sin valor añadido eran los principales candidatos a quedarse sin él, pero no por culpa de las máquinas.
Según McKinsey, menos del 5% de las ocupaciones puede automatizarse por completo, pero cerca de un 60% de las profesiones cambiará y sufrirá una redefinición en lo que se refiere al trabajo y a los procesos comerciales.
Filtro de profesiones
Los robots sirven para hacer más eficientes y seguros los procesos, pero las labores vinculadas a las emociones seguirán siendo realizadas por los seres humanos. Los avances de la tecnología no pueden impedir que las personas sean necesarias para dotar a cada puesto de cierto componente emocional. Silvia Leal, experta en tendencias y tecnología, no encuentra aún empatía ni sensibilidad en las nuevas herramientas: "Son capaces de detectar emociones y tratan de contextualizar la respuesta, pero siguen sin sensibilidad".
Lo realmente importante es adaptarse a la convivencia laboral con los robots, porque esto (que se conoce como inteligencia social) es ya una realidad que se impone y que obliga a una inevitable reinvención profesional.
La verdadera competencia -entonces, y ahora, con las novedades de Chat GPT- se da entre humanos cualificados y los que no lo están.
El boom de la inteligencia artificial generativa que nos sorprende en las últimas semanas podría considerarse como un nuevo filtro de profesiones, una especie de selector más específico y difícil de superar que plantea desventajas, retos y nuevas oportunidades.
Entrenar la inteligencia
En todo caso, ante el nuevo temor a que la IA generativa pueda destruir empleos, los expertos sugieren no centrarse en las quejas y miedos y afrontar la reinvención profesional y el reciclaje.
Juanjo Amorín cree que "muchas profesiones que se destruyan se transformarán en entrenadores que doten a la IA de más inteligencia". Asegura que "podemos construir inteligencia artificial a medida para las necesidades de nuestras empresas y, por tanto, habrá que crear los puestos para esas necesidades específicas".
El fundador de Edix opina que "la inteligencia artificial no quita trabajos. Provoca que se tengan que contratar más empleados para dotar de valor a nuestras organizaciones". Recuerda que ChatGPT es inteligencia artificial sin memoria: "No almacena información y se nutre de toda la información anterior a 2021. No juega con información predictiva y nosotros podemos hacer que ChatGPT pueda ser más inteligente y tenga memoria. Cuantas más personas la entrenen, más inteligente será una inteligencia artificial".
Amorín insiste en que "las máquinas no nos van a quitar el trabajo. Necesitan más y más gente para ser más inteligentes. Cuantos más humanos las usan, más inteligentes son". Y concluye que "lo que estamos viviendo es una demostración ínfima del potencial de la inteligencia artificial aplicada a la vida de las personas".
Por su parte Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, cree que "cada vez se dan más pasos en la línea de depurar las tareas más humanas", y añade que "los algoritmos van retroalimentándose y piensan como una persona. La inteligencia artificial tiene cada vez más proyección, y eso genera desazón desde el punto de vista del empleo. Van a tener que ser actividades muy humanas para que el algoritmo no las copie".
Blasco sugiere un análisis de los puestos de trabajo y una reconfiguración de las profesiones, estudiando qué capa digital es la que se ha de utilizar para cambiar esos puestos: "Se trata de reconfigurar las tareas y las descripciones de puestos, y de ir tarea por tarea analizando qué se puede suprimir y qué talento se necesita".
Sixto Arias, emprendedor, inversor y associate global development de The Mobile Life, asegura que "la clave es la capacidad de aprender del ser humano y de la inteligencia artificial. Esta última aprende más rápido". Cree que "como humanos, estamos muy lejos de las capacidades de un algoritmo y hay que encontrar sinergias en lugar de enfrentamiento", y se muestra convencido de que "se van a perder muchos empleos que podrán ser realizados por máquinas con un desempeño más eficiente y a un menor coste".
¿Amenaza real?
Arias añade que tal vez se ha infravalorado la amenaza de que nuestros empleos puedan sufrir por efecto de las máquinas, y asegura que éstas "rompen cada vez más barreras a pesar de que no tengan valores, no sean imaginativas, y no puedan improvisar".
Añade que "el punto crítico tendrá lugar cuando la máquina pueda replicarse y mejorarse a sí misma", y cuestiona la afirmación de que la IA es creadora de empleos: "Cada vez somos menos necesarios y aportamos menos valor. Estamos todos amenazados, sea cual sea la profesión".
Pedro Diezma, experto en IA y responsable de innovación de Kleverplay, concluye que "en los últimos meses estamos viendo algo que ya se veía venir. Sólo estamos en la superficie. Esta es la primera versión, y cabe preguntarse qué pasará en 3 ó 5 años. Se decía que la inteligencia artificial nos podía quitar todo menos la creatividad y la imaginación, y esto es lo primero que han atacado las máquinas".
Diezma cree que todo lo que estamos viendo ahora es una primera versión: "Por ejemplo, los textos generados están sin depurar. Es una primera base de información. Los periodistas o escritores podrán aportar sobre esta base y generar verdadero valor con la investigación a la que no puede llegar una máquina. Habrá que salir de los entornos digitales para aportar valor, porque los entornos digitales están dominados por la inteligencia artificial".
Diezma se muestra convencido de que hoy los creadores no deberían estar preocupados, pero en cinco años estos sistemas van a evolucionar y no sabemos cómo será ese aporte de valor y creatividad". Pronostica además que "la siguiente generación -tras el texto y el 2D- será la generación de imágenes en 3D. Las demostraciones ya desarrolladas permiten pensar que cualquier persona escribiendo desde su casa puede acceder al mejor contenido 3D. Es una herramienta poderosa en manos del usuario, e influirá en diferentes profesiones".