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Dilma Rousseff está contra las cuerdas por la inflación

Reuters

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, rechazó airadamente como “terrorismo” al creciente coro de críticas en los medios por el opaco crecimiento de la economía, e insistió en que su Gobierno sigue comprometido con la disciplina fiscal y el combate contra la inflación.

Con Brasil caminando a su tercer año de decepcionante crecimiento y a una inflación al tope de su rango objetivo oficial, del 6,5%, la aún alta popularidad de Rousseff ha bajado y su gestión económica es cada vez más escudriñada tanto en los medios locales como internacionales.

Además, muchos economistas se han vuelto más pesimistas acerca del panorama económico del país, debido al temor por el gasto del Gobierno y por los problemas de Brasil para subir las tasas de interés. Tales preocupaciones llevaron a la agencia de calificación Standard & Poor’s a advertir que podría bajar la nota de deuda de Brasil.

En un discurso en una favela en Río de Janeiro, Rousseff dijo que las críticas eran infundadas y enumeró una lista de fortalezas económicas de Brasil: un robusto mercado laboral, un bajo ratio deuda-PIB, y el firme compromiso del Gobierno de mantener el gasto público y la inflación controlados.

“Dicen que Brasil es un país en problemas (...). No sólo Brasil no está caminando por una vía difícil, sino que somos extremadamente sólidos”, afirmó.

“Todos tienen que ser humildes y aceptar las críticas, pero no el terrorismo” (...). Tenemos recursos suficientes para mantener las inversiones y el gasto social, de una forma seria, responsable, que asegure finanzas públicas sólidas y que mantenga a la inflación controlada”, agregó.

El discurso marca que Rousseff respondió enérgicamente a sus detractores y que buscó asegurar a los inversores que el país sigue comprometido a la disciplina fiscal y a la baja inflación, dos pilares de la economía en la última década.

La solución a la inflación
Para lograr controlar la inflación, el Gobierno brasileño y el Banco Central están tomando medidas que les permitan aumentar la entrada de dólares y fortalecer la moneda frente a la divisa estadounidense. De esa manera, la moneda brasileña ha reportado avances contra el dólar desde el martes, luego de que el Banco Central intervino dos veces para rescatar al real, que bajó a mínimos de cuatro años en la sesión.

Además, el real brasileño siguió su camino hacia la revaluación, luego de que el Gobierno decidiera suspender el Impuesto sobre las Operaciones Financieras (IOF). Al cierre del viernes, cada dólar valía 2,13 reales.

El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, advirtió que no escatimarán medidas para controlar la inflación.

Violentas protestas contra el gobierno brasileño
Pequeñas pero violentas protestas la semana pasada en varias ciudades de Brasil han aumentado la sensación de descontento creciente, en medio de una deterioro de la inflación, la seguridad y la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff.

Unos 5.000 manifestantes, bloquearon el jueves grandes avenidas y causaron daños a edificios en Sao Paulo, interrumpiendo el tráfico por cuarta vez en ocho días. Hubo manifestaciones también en Río de Janeiro y Porto Alegre, lo que hace temer que haya una propagación.

La opinión

Guido Mantega
Ministro de Hacienda de Brasil

“La depreciación (del real) no es buena para la inflación, pero eso podría ser temporal. No escatimaremos medidas para controlar la inflación”.