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Donald Trump muestra su poderío militar, mientras Nicolás Maduro refuerza sus tropas

Gráfico LR

El presidente de EE.UU. cada vez presiona más a Venezuela. el envío de bombarderos, sumado a la posible presencia de la CIA, ha hecho que maduro tome medidas

Santiago Arrieta

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la activación de un plan de defensa en los estados Táchira, Apure y Amazonas, regiones que limitan con Colombia. La medida se da en un contexto de creciente tensión con Estados Unidos, cuyo gobierno mantiene un despliegue militar en el Caribe y recientemente autorizó a la CIA a realizar operaciones encubiertas en territorio venezolano. El operativo forma parte del “Plan Independencia 200”, estrategia que, según Maduro, busca preparar al país ante una posible agresión militar extranjera.

En medio de una escalada de tensiones entre Washington y Caracas, el poderío militar de Estados Unidos vuelve a exhibirse como un recordatorio de la abrumadora diferencia de capacidades entre ambos países. Mientras el presidente Nicolás Maduro activa planes defensivos para proteger las fronteras venezolanas y denuncia intentos de intervención extranjera, la Casa Blanca despliega toda su maquinaria política, militar y de inteligencia para presionar al régimen chavista y golpear sus estructuras internas.

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Juan Pablo Vieira, analista y CEO de JP Tactical Trading, comentó sobre los objetivos de EE.UU. en seguir su ofensiva en las cercanía venezolanas y dijo que: "EE.UU. busca reafirmar su influencia geopolítica en América Latina, en un contexto global de competencia, por ejemplo con China, EE.UU. podría querer demostrar que sigue teniendo la capacidad de proyectar poder en su ‘patio trasero‘”.

Además de esto, Vieira explicó que EE.UU. está abordando la situación, por ahora, de una manera un poco conservativa, para evitar problemas diplomáticos y posibles reacciones hostiles en la región. “Sin hacer una ofensiva completa, EE.UU. parece estar utilizando un cóctel de presión legal, diplomática, financiera, de inteligencia y militar para debilitar al régimen de Maduro, minar su capacidad de financiamiento y, eventualmente, abrir espacio para una transición con condiciones favorables”, concluyó Vieira.

La brecha entre las dos potencias es evidente. Estados Unidos, con un presupuesto de defensa que supera los US$800.000 millones anuales, mantiene la mayor fuerza militar del planeta. Más de 1,3 millones de soldados activos, cerca de 800 bases en el extranjero, 11 portaviones nucleares, más de 13.000 aeronaves de combate, sistemas de defensa antimisiles de última generación y una red global de satélites, inteligencia y guerra cibernética que le permite operar en cualquier punto del planeta con rapidez y precisión.

Su arsenal incluye bombarderos estratégicos como el B-52, capaces de transportar armas nucleares, y submarinos con misiles balísticos intercontinentales, lo que le otorga una capacidad de disuasión y ataque sin precedentes.

Venezuela, en cambio, enfrenta un escenario completamente distinto. John Mario González, analista político internacional, afirmó frente a este tema que: “la única manera real, posiblemente efectiva de reaccionar del régimen de Maduro, es buscar que la población rodee al dictador, aunque parezca un oxímoron o una contradicción”. González también resalta que si EE.UU. se decidiera en atacar de frente a Venezuela, lograría su objetivo en cuestión de horas. “Desde el punto de vista militar no veo ninguna manera que el régimen de Maduro pueda defenderse”, concluyó González.

LOS CONTRASTES

  • John Mario GonzálezAnalista político e internacional

    “Con lo que ha ocurrido, una intervención abierta y a gran escala -por ahora- parece riesgosa, por lo que las tácticas ‘graduales’ y ‘selectivas’ podrían ser más viables como fases intermedias”.

  • Juan Pablo VieiraCEO de JP Tactical Trading

    “Uno de los grandes objetivos de Trump termina siendo uno más táctico, y es la legitimación internacional de toda la operación. Con las reacciones hasta ahora, creo que eso se está logrando”.

Añadiendo a este punto, hay que tener en cuenta que Venezuela tiene un presupuesto de defensa deteriorado por la crisis económica, un ejército que ronda los 100.000 efectivos activos y un parque militar con alto grado de obsolescencia, su poder ofensivo y defensivo es limitado. La Fuerza Aérea venezolana dispone de unos pocos cazas F-16 adquiridos en los años 80 y un número reducido de Sukhoi Su-30 de fabricación rusa, mientras que su marina carece de portaviones o submarinos nucleares y su capacidad logística es escasa. La defensa antiaérea depende en gran medida de sistemas rusos y chinos, muchos de los cuales no han sido modernizados en más de una década.

Aun así, el gobierno de Maduro intenta mostrarse preparado. En los últimos días, Caracas activó el “Plan Independencia 200”, un esquema que incluye el despliegue de tropas en los estados fronterizos de Táchira, Apure y Amazonas, y la movilización de milicias civiles. La medida responde a lo que el régimen considera una amenaza directa. Trump confirmó que autorizó operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano con el objetivo de atacar estructuras del narcotráfico supuestamente vinculadas al gobierno. Además, reveló que evalúa la posibilidad de operaciones terrestres selectivas contra carteles asentados en el país.

A estas declaraciones se suma una clara demostración de fuerza militar. Bombarderos estratégicos B-52 realizaron vuelos cerca del espacio aéreo venezolano en una maniobra que expertos interpretan como un mensaje directo al chavismo. EE.UU. también ha incrementado su presencia naval en el Caribe y refuerza sus operaciones de inteligencia en la región.

Analistas militares estadounidenses aseguran que la CIA ya está operando dentro de Venezuela, recabando información sobre instalaciones estratégicas y redes criminales, una táctica que apunta a debilitar al régimen venezolano desde adentro.

Decretaron estado de conmoción ante las amenazas de Estados Unidos

A finales de septiembre, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, firmó un decreto de estado de conmoción exterior, una figura prevista en la Constitución que le otorga poderes especiales para enfrentar amenazas externas. La vicepresidenta, Delcy Rodríguez, también explicó que la medida se enmarca en lo que el Gobierno considera una agresión grave e inminente por parte de Estados Unidos, y precisó que entrará en vigor en caso de producirse un ataque militar en contra de Venezuela.

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