Economía de Canadá se encuentra en alerta por posibles aranceles del próximo año
lunes, 9 de diciembre de 2024
El Gobierno entrante de Donald Trump, insiste en imponer aranceles de 25% a productos que llegan de México y Canadá
Mauricio Zuluaga
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca marca la vuelta de una narrativa de proteccionismo al llamado Triángulo del Norte. Durante su primer mandato las preocupaciones iniciales fueron disminuyendo gradualmente, culminando en un nuevo acuerdo comercial que sustituyó al Nafta, y del cual México salió como el gran beneficiado a pesar de haber sido en principio el blanco de este. De ahí que un segundo mandato, a priori, no generaba mayor preocupación para la economía de la región.
Ahora, tras las recientes declaraciones del presidente electo, quien ha asegurado que impondrá una tarifa del 25 por ciento sobre todos los bienes importados desde Canadá y México, las alarmas han vuelto a encenderse.
En consecuencia, el dólar canadiense ha alcanzado su nivel más bajo desde la pandemia, y algunas predicciones anticipan que en caso de materializarse dicha promesa Canadá se enfrentaría a una recesión. “Si esto pasa, creo podemos decir que estamos hablando de una recesión en 2025”, aseguró Jimmy Jean, economista jefe del Grupo Desjardins.
En campaña, Trump fue enfático en señalar la posibilidad de establecer un arancel general de 10% sobre todas las importaciones a Estados Unidos. Ante esta perspectiva, la Cámara de Comercio de Canadá, principal gremio empresarial del país, alertó que tal medida podría costarle a la economía canadiense entre un 0,9% y 1% de su PIB, provocando además una pérdida de US$1.100 en ingresos anuales reales para cada canadiense y estadounidense.
Con la reciente propuesta de imponer un arancel de 25%, la Universidad de Calgary actualizó dichas estimaciones, anticipando un impacto mucho mayor. “Si consideramos un arancel de 25%, calculo que la economía canadiense sufriría un impacto de 2,6% del PIB anualmente, lo que equivaldría a una pérdida de US$2.000 por persona”, afirmó Trevor Tombe, profesor de dicho centro educativo.
Según el Departamento de Estadísticas de Canadá, el comercio bilateral alcanza los US$908.900 millones, de los cuales US$481.200 millones, es decir, 53%, corresponden a exportaciones canadienses hacia Estados Unidos. Lo que refuerza el argumento del impacto en el costo de vida para los estadounidenses en caso de imponerse dicha tarifa anunciada por Trump.
“Si se implementa, la inflación en Estados Unidos aumentaría debido a que los aranceles se trasladarían a los compradores, las empresas y los programas de adquisiciones gubernamentales. Es probable que los efectos iniciales de estos aranceles reduzcan la flexibilidad monetaria de la Reserva Federal, el Banco de Canadá y el Banco de México, debido a los temores inflacionarios”, asegura Derek Holt, economista de Scotiabank.
El primero de julio del 2026, justo en medio de la Copa Mundial que las tres naciones estarán albergando bajo el nombre ‘United 2026’, se realizará la primera revisión conjunta del acuerdo de libre comercio conocido como el T-Mec. En ella, las partes podrán presentar recomendaciones para modificar el acuerdo.
Por lo que más allá de la promesa hecha por Trump, ese sería el escenario para definir las nuevas reglas de juego, pues será también la primera oportunidad para que los países notifiquen su aprobación o desacuerdo con la renovación del tratado más allá del 2036.
Si alguna de las partes se opone, se abriría un proceso de más reunioneshasta que los negociadores aborden las inquietudes de la parte disidente.
Independientemente del fondo de la discusión comercial se anticipa que el contexto político de negociación, por lo menos para Canadá, será más complejo.
Ello debido al distanciamiento ideológico entre el primer ministro Justin Trudeau y Donald Trump, reflejado desde su mandato anterior, no sólo en el discurso disímil hacia la migración, las libertades y el covid, sino en episodios más anecdóticos como el video filtrado de un coctel en medio del G7 en el que se ve al primer ministro canadiense, junto a sus homólogos de Francia e Inglaterra, criticando al entonces mandatario estadounidense por llegar tarde y tardar más de cuarenta minutos atendiendo una rueda de prensa.