Uruguay

Educación privada uruguaya enfrenta cierres por baja natalidad y efectos de pandemia

Bloomberg

Durante el último año, la matrícula en colegios privados pasó de 72.387 a 62.971 alumnos, lo que representa un descenso de 13%

Santiago Arrieta

La educación privada en Uruguay enfrenta una situación crítica, impulsada por una combinación peligrosa. La merma de estudiantes, resultado del descenso en la natalidad, el traslado de familias hacia zonas más periféricas y el impacto persistente de la pandemia. En época de inscripciones escolares, los avisos de cierre de colegios se multiplican.

Recientemente, la institución Asociación Cristiana de Jóvenes, ACJ, informó que cerrará su escuela al término del año lectivo, sumándose a otras tres instituciones que ya han tomado la misma decisión. Según la normativa de la Administración Nacional de Educación Pública, Anep, dichos cierres deben notificarse con al menos 90 días de antelación, para que las familias puedan tomar medidas.

En un comunicado oficial, ACJ explicó que el declive en la natalidad, en 2023 se registraron únicamente 31.381 nacimientos, ha reducido la demanda de plazas educativas. A esto se suma la migración de familias desde el centro de Montevideo hacia barrios más apartados o incluso otros departamentos, así como la competencia creciente entre colegios con modelos distintos al tradicional.

La institución reconoció que estas tendencias estructurales, más allá de la voluntad de sus directivos, hacen insostenible la continuidad del colegio. Para atenuar el impacto, ofreció a sus alumnos actividades extra y recursos de transición gratuitos.

A la ACJ se suman otros centros emblemáticos que cerrarán sus puertas: la escuela Los Vascos, el jardín Sonrisitas y la escuela Clínica del Cerro, esta última especializada en atender a niños con discapacidad. Durante el último año, la matrícula en colegios privados pasó de 72.387 a 62.971 alumnos, lo que representa un descenso de 13%. Todas las clases, excepto la de nivel 5 de educación inicial, han sufrido pérdidas, especialmente los grados iniciales y los servicios de educación especial.

La pandemia ha sido un catalizador de la crisis. Con el teletrabajo, muchas familias ya no necesitan trasladarse diariamente al centro y optan por colegios más cercanos a sus hogares. Durante 2024, al menos seis colegios se declararon en cierre total; algunos fueron rescatados por la acción de padres. En los últimos cinco años, siete de cada diez colegios privados han perdido alumnos, y uno de cada diez ha visto reducida su matrícula a menos de la mitad. Las instituciones pequeñas resultan las más vulnerables.

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