Globoeconomía

El Canal de Panamá facturó US$22.684,8 millones en una década

Noelia Cigüenza Riaño

La fiebre del oro llevó a los conquistadores españoles a soñar con esta ruta interoceánica que materializó tres siglos después Estados Unidos y que hoy supone 6% del comercio marítimo mundial, el cual facturó  US$22.684,8 millones en la última década. 

Con la ampliación, que creará dos nuevos juegos de esclusas para el tránsito de buques de gran calado, el canal espera aumentar los ingresos anuales en unos US$12.500 millones en 10 años.

“El proyecto total costó $5.250 millones. El canal es un jugador del intercambio comercial entre las regiones y la ampliación potenciará el transporte de los recursos naturales de América Latina a través de economías de escala”, indicó a LR Óscar Bazán, vicepresidente ejecutivo de planificación y desarrollo comercial del Canal de Panamá. 

El proyecto, construido por el Consorcio Grupo Unidos por el Canal (Gupc), que lidera la española Sacyr, duplicará la capacidad actual de 4.000 a 12.000 contenedores para aumentar el volumen de mercancía de 350 a 600 millones de toneladas por año y el de tránsitos hasta 16.000 naves.

“Esta obra impulsará el crecimiento económico mundial. Al llegar más volumen de mercancía, los precios serán más competitivos y el gasto del consumidor, menor”, sostuvo Eduardo Cristo, presidente de la Cámara Colombo-Panameña. 

  Estados Unidos, China, Chile, Perú y Japón, los que mayor flujo de carga transportan al año, serán los más beneficiados. No obstante, con la renovación, las materias primas de las economías suramericanas como la de Colombia o México podrán acceder de manera más competitiva a los mercados asiáticos. 

 Así mismo, esta obra de ingeniería, en operaciones desde 1914, genera entre 2,2% y 3,3% del PIB panameño, emplea a 13.100 trabajadores indirectos y en 2015 alcanzó una cifra de facturación de US$2.610 millones aportando al Estado US$1.030 millones. 

Sin embargo, esta titánica infraestructura tuvo varios ‘peros’ dado que  acumuló nueve años de trabajo y 18 meses de retrasos debido a diversos litigios y reclamos económicos por parte del contratista responsable de la ejecución de la obra. Enfrentó paros, huelgas y otros problemas.

Colombia también aportó a  esta megaestrutura donde se han gastado 220.000 toneladas de acero, lo mismo que 22 torres Eiffel. 

Cementos Argos fue uno de los proveedores principales de la obra.  La firma colombiana firmó un contrato por US$65 millones que luego se amplió a US$92 millones dada la magnitud de la que sería la mayor infraestructura del siglo XXI.