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El desencanto de los gobiernos de las Américas con el presidente Obama

Reuters

El presidente estadonidense, Barack Obama, tendrá un duro reto este fin de semana en la Cumbre de las Américas cuando enfrente cara a cara a una desilusionada Latinoamérica, luego de no poder cumplir su promesa de lanzar una nueva era de relaciones con la región.

Hace tres años en la cumbre de Trinidad y Tobago, un popular Obama despertó el entusiasmo de los líderes latinoamericanos, relajó restricciones sobre Cuba y cosechó elogios del venezolano Hugo Chávez, su mayor opositor en el hemisferio.

Pero desde entonces puso los compromisos con la región en un cajón y fijó sus prioridades en la crisis económica de su país, el descalabro de deuda en Europa, los conflictos en Medio Oriente y en estrechar vínculos comerciales con Asia-Pacífico.

Una vez más, Latinoamérica, donde la presencia de China es cada vez más visible, quedó postergada en la agenda de EE.UU..

En la cita de Cartagena, la cosa no se perfila mucho más auspiciosa, en momentos en que Obama está concentrado completamente en ganar su reelección en noviembre.

A pesar de todo, Latinoamérica le recordará su descontento y sus reclamos, que van desde un mayor rol de Washington en la lucha contra el narcotráfico, la posible legalización de las drogas y hasta la inclusión de Cuba en el foro hemisférico.'Es el peor momento desde el punto de vista de plantearle temas a los americanos en vísperas de una elección difícil y problemática para el presidente Obama', dijo Andrés Rozental, ex subsecretario de Relaciones Exteriores de México.

Pocos esperan acuerdos concretos de Estados Unidos en la Cumbre ante naciones donde poco a poco la influencia norteamericana va debilitándose.

'El rol de EE.UU en Latinoamérica ha disminuido, es muy improbable que vuelva a ganar influencia', sostuvo Margaret Myers, directora del programa de China y Latinoamérica en el centro de estudios Inter-American Dialogue.