Hacienda

El impuesto a gigantes tecnológicos tendría luz verde en Canadá y empezaría en 2022

Gobierno apunta a recaudar alrededor de US$5.000 millones en los próximos cinco años para financiar el hueco dejado por la pandemia

Mauricio Zuluaga

El hueco fiscal generado por la pandemia, que llevó el déficit del Gobierno federal canadiense a 17,5% del PIB, aumentó la necesidad de nuevos recursos y aceleró las decisiones en torno al prolongado debate alrededor del impuesto sobre los servicios digitales y a las empresas internacionales que los proveen. Los primeros pasos dados por Canadá apuntan a recaudar alrededor de US$5.000 millones en los próximos cinco años.

La primera medida contempla gravar con el impuesto sobre las ventas a los servicios digitales. A partir del próximo primero de julio, las empresas tecnológicas no basadas en Canadá y que generen ingresos en este país por servicios de video, descarga de aplicaciones móviles, videojuegos en línea o por proveer servicios de renta por periodos cortos, tendrían que cargar este tributo a sus usuarios, el cual tendrá una tasa de 5% al nivel federal. En 2020, algunas provincias, como British Columbia y Quebec, habían tomado pasos similares frente al servicio prestado por compañías como Netflix, Amazon, Disney+ y Airbnb.

Frente a los servicios de video se ha abierto la posibilidad para que, en lugar de imponerles un impuesto a nivel nacional, se cree una regulación para que dichas plataformas le apuesten a la realización de producciones canadienses, y así la industria de contenidos audiovisuales del país se beneficie de un mercado que, en Canadá, genera ingresos por más de US$3.840 millones cada año.

“Es más apropiado establecer un sistema que requiera que los servicios de transmisión en línea, que se beneficien de operar en Canadá, inviertan en la producción nacional”, señaló un reciente informe elaborado por la Comisión de Televisión y Telecomunicaciones.

LOS CONTRASTES

  • Michael GeistProfesor de la Universidad de Ottawa

    “Canadá, si avanza en esta materia, podría quedar en la mira de Estados Unidos y enfrentar una posibilidad muy real de represalias arancelarias”.

La otra parte de la medida, y que explicaría la mayor parte del recaudo, vendría del impuesto a las corporaciones internacionales que prestan estos servicios digitales.

Mientras la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) trabaja a paso lento en un esquema común aplicable a todas las naciones y que garantice que compañías como Google y Facebook contribuyan de una manera más importante al fisco, en Canadá, el Gobierno es partidario de que estas empresas comiencen a tributar de una forma más equitativa con las empresas locales a partir de 2022.

“Si es necesario, Canadá actuará unilateralmente para aplicar un impuesto a las grandes corporaciones digitales multinacionales, para que paguen su parte justa como cualquier otra empresa en el país”, explicó la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, al anunciar la intención del Gobierno de actuar de manera rápida en este campo. Eso sí, anticipando que este operaría solo hasta que la normativa común que viene trabajando la Ocde entre en efecto.

Una de las mayores barreras para que Canadá avanzara con este tipo de gravámenes a las tecnológicas era la constante amenaza de represalias por parte de Donald Trump, quien, a través de la imposición de una sobretasa al acero canadiense, mostró parte de lo que podría ser su respuesta en materia de política comercial. Ahora, con Joe Biden en la Casa Blanca, si bien se podría esperar un mayor diálogo y una mayor disposición a buscar soluciones en esta materia, las cosas no serían tan distintas.

Hace unas semanas, la Oficina del Representante Comercial estadounidense indicó que está considerando implementar aranceles hasta de un 25% a seis países que han adoptado tales impuestos a los servicios digitales, haciendo alusión a Austria, India, Italia, España, Turquía y Reino Unido.

“Desde esta perspectiva, si Canadá avanza en esta materia, podría quedar en la mira de Estados Unidos y enfrentar una posibilidad muy real de represalias arancelarias”, señaló Michael Geist, profesor de la Universidad de Ottawa.

Si bien aún no se ha establecida una tarifa definitiva, durante las últimas elecciones federales los liberales, hoy en el poder, tuvieron entre sus banderas la implementación de una tasa corporativa de 3% sobre los ingresos de los gigantes tecnológicos cuando estos superen los US$40 millones en el país y los US$1.000 millones a nivel global. En las próximas semanas se espera la presentación de lo que sería la idea final.

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