Petróleo se desinfla a niveles previos a la guerra, cotizando bajo los US$100
jueves, 14 de julio de 2022
A comienzos de marzo, el barril de Brent superaba ya el 40% de rally en las dos primeras semanas desde el estallido de la guerra en Ucrania, y marcaba nuevos máximos en US$139
Expansión - Madrid
Cuatro meses después el precio del petróleo ha borrado toda la subida acumulada desde el comienzo de la guerra.
El pasado 24 de febrero, el día del inicio de la invasión rusa de Ucrania, el barril de Brent, de referencia en Europa, cotizaba en US$99. Un día antes, el 23 de febrero, finalizó en US$96,8 .
La cotización del Brent se afianza hoy por debajo de la barrera de los US$100 y toca mínimos en US$97,2. Este precio, en línea con el nivel previo al inicio de la guerra, eleva por encima del 40% el desplome acumulado desde los máximos alcanzados a comienzos de marzo.
Los focos en el mercado de petroleo se desplazan cada vez más desde el lado de la oferta al lado de la demanda. Las sanciones a Rusia mantienen la escasez de suministro, centradas ahora sobre todo en el gas. Pero las perspectivas de demanda a medio plazo rebajan el riesgo de un déficit de crudo a medio plazo. La visita de mañana del presidente estadounidense, Joe Biden, a Arabia Saudí alimenta además las expectativas de un eventual repunte en las cifras de bombeo del régimen de Riad.
La propia OPEP de la que forma parte Arabia Saudí ha avanzado esta semana que el aumento de la demanda de crudo podría ralentizarse en 2023. Con la sombra de la recesión de fondo, la organización petrolera prevé ahora un aumento de la demanda mundial en 2,7 millones de barriles diarios en 2023, un incremento inferior al estimado para 2022, y una guía que "eleva el temor a una caída de la demanda por desaceleración de la economía", señalan los analistas de Bankinter.
Al continuo goteo de revisiones a la baja en las previsiones sobre la economía mundial se han sumado en las últimas jornadas los temores adicionales sobre la demanda derivados tanto de los brotes de Covid en China como de los efectos de unas subidas de tipos todavía más agresivas de lo esperado en Estados Unidos. La nueva subvariante de ómicron detectada en grandes ciudades de China como Shanghai activa el temor a nuevas restricciones y confinamientos, con el consiguiente impacto sobre la demanda del mayor importador de crudo. De acuerdo con los datos conocidos ayer, las importaciones de crudo de China cayeron en junio a sus mínimos desde julio de 2018.
La otra gran economía mundial, la de EEUU, afronta a su vez una vorágine de subidas de tipos. El nuevo máximo en el IPC conocido ayer, el 9,1%, pone en duda la subida de tipos de 75 puntos básicos que preveía el mercado para la reunión de la Fed del 27 de julio. Los analistas no descartan incluso un repunte de 100 puntos básicos, el cuádruple de lo habitual. A medida que aumenta la magnitud de las subidas de tipos, mayor es el temor a un freno en la economía.
Efecto divisa
Al margen de las perspectivas sobre oferta y demanda, la cotización del petróleo acusa además un persistente goteo de presiones bajistas, el procedente del mercado de divisas. El dólar, la moneda que monopoliza las materias primas, acumula un rally próximo al 12% en lo que va de año frente al euro. Solo en los tres últimos meses se ha disparado un 7,5%, un ascenso que provocó que ayer, durante unos instantes, el euro bajara de la paridad con el dólar por primera vez en 20 años.
La cotización del barril de Brent regresa hoy al nivel previo al inicio de la guerra en Ucrania. Pero en términos de euros sigue resultando más caro. La divisa comunitaria pierde un 11,5% en este periodo. Los US$97 del barril de Brent del 23 de febrero representaban, al cambio de esa fecha, unos 85 euros, debido a los US$1,13 con los que cotizaba entonces la divisa comunitaria.
Por su parte, los US$97 que registra hoy el barril de Brent equivalen, como consecuencia de la paridad actual entre las dos divisas, a 97 euros, un 14% por encima de los 85 euros contabilizados justo antes del inicio de la guerra.