El plan de dolarización de Milei enfrenta su primera prueba con la apertura de bancos

Javier Milei no podría haber esperado una mejor recepción por parte de los inversores en su primer día como presidente electo de Argentina.

En Wall Street, las acciones del país registraron el lunes la mayor alza en al menos una década y los bonos subieron por el optimismo de que Milei pueda reparar la asediada economía y controlar la inflación. El mundo empresarial también estaba eufórico, y los directores ejecutivos de MercadoLibre Inc. y Globant SA se unieron a Elon Musk para expresar su aprobación.

El segundo día va a ser mucho más duro. Hoy reabren los mercados y los bancos locales luego de un fin de semana festivo, y crece la preocupación por la posibilidad de que se produzca una ola de argentinos que retiren pesos para comprar dólares.

Si bien los bancos tomaron medidas para asegurarse de tener suficiente efectivo disponible en el período previo a la votación, los ejecutivos han dicho a los reguladores en conversaciones privadas que podrían necesitar ayuda adicional para apuntalar el sistema.

“Mañana será el día en que veamos el tono”, dijo el lunes Hans Humes, director ejecutivo de Greylock Capital, en entrevista en Bloomberg Television.

Milei, un diputado libertario poco conocido hace solo unos meses, se ganó a los argentinos y a los inversores prometiendo una reforma económica radical, que incluye reemplazar el peso por el dólar. Si bien los detalles del plan siempre fueron vagos, lo planteó como una medida obvia después de que el valor de la moneda local se desplomara 90% en los últimos cuatro años, para valer menos que un “excremento”.

Pero el problema es cómo mantener la economía en funcionamiento durante la transición. Milei no ha revelado medidas concretas ni el cronograma que implicaría el cambio, ni ha explicado en detalle cómo recortará el enorme déficit presupuestario del país, una medida dolorosa pero crucial para que el plan funcione, lo que ha dejado a los argentinos preguntándose qué les espera.

La nación lleva años limitando la caída diaria de su peso mediante una maraña de controles cambiarios y restricciones a las importaciones que han dado lugar a numerosos tipos de cambio.

En lugar de dar pistas sobre sus intenciones el lunes, la oficina de Milei dijo que no revelaría ningún nombramiento del gabinete hasta asumir el mando el 10 de diciembre. El presidente electo anunció planes de visitar próximamente Miami, Nueva York e Israel, en un viaje que tiene “un significado espiritual más que otras características”.

En este contexto, muchos argentinos verán que la opción menos riesgosa es liquidar inmediatamente sus pesos para comprar dólares en el mercado negro utilizado para eludir los controles cambiarios, ante el temor de que la tasa solo empeore cuanto más esperen. Las bolsas de criptomonedas en línea mostraron un debilitamiento del peso después de la victoria de Milei.

“Avanzamos un poco hacia lo desconocido”, dijo Alberto Ramos, economista jefe para América Latina de Goldman Sachs Group Inc.

Transición volátil

Vender pesos para comprar dólares podría causar graves problemas a la economía. Un proceso desordenado corre el riesgo de alimentar la hiperinflación y una transición volátil al uso de la nueva moneda, lo que podría socavar a Milei y sus ideas de una reforma económica radical antes de que puedan siquiera despegar.

Ello decepcionaría a sus partidarios, que aprecian la franqueza con que el inconformista político expone los males del país —una economía que se dirige a su sexta recesión en una década, una inflación que supera el 140%, una tasa de pobreza que ha aumentado al 40%— y sus promesas de hacer lo que sea necesario para arreglar las cosas.

“Existe la posibilidad de que esto funcione, pero hay muchos desafíos”, dijo Gorki Urquieta, codirector del equipo de deuda de mercados emergentes de Neuberger Berman. “Va a ser un acto en la cuerda floja con muchos riesgos involucrados en la ejecución, pero creo que el mercado le dará el espacio”.

Pero primero Argentina tendrá que superar este martes.