El potencial de América Latina para liderar la economía global de energías limpias
martes, 28 de octubre de 2025
Litio, níquel y cobalto serán los elementos que transformarán el mapa energético mundial, de acuerdo con Innovación para el Desarrollo
La transición energética global se ha convertido en uno de los procesos económicos más determinantes del siglo XXI, por ende, América Latina enfrenta un papel importante para enfrentar este desafío; en medio de la urgencia climática y de las metas internacionales de descarbonización, los países de la región se encuentran en una gran posición esto principalmente por su riqueza en minerales críticos y su potencial de energía renovable.
Ante esto, Colombia enfrenta desafíos importantes ya que cuenta con amplias posibilidades para fortalecer su papel dentro de esta transformación, dentro de las principales razones de esto se encuentra su ubicación geográfica, su experiencia minera y la disponibilidad de recursos naturales estratégicos como el níquel, el cobre, el oro y las tierras raras.
De acuerdo con el informe “Asegurando el futuro de América Latina en la nueva economía de energía limpia”, presentado por Innovación para el Desarrollo, la región posee gran parte de los minerales demandados por las industrias tecnológicas y energéticas del futuro; según reporta el informe, más de 50% de las reservas mundiales de litio se encuentran en el triángulo conformado por Argentina, Bolivia y Chile; cerca de 37% del cobre está concentrado principalmente en Chile y Perú; y, cerca de 35% del molibdeno se localiza en México, Perú y Chile. Por su parte, Colombia, Cuba y Brasil cuentan con recursos relevantes en níquel.
Estos aportes que presenta la región, se da por diferentes ventajas geográficas y comerciales, entre ellas el acceso a los océanos Atlántico y Pacífico, lo que facilita la conexión con Asia, América del Norte y Europa; por otro lado, los marcos de integración comercial como el Mercosur, la Alianza del Pacífico, la Comunidad Andina y el Sistema de Integración Centroamericana sientan las bases para una cooperación regional, esto sumado a los acuerdos bilaterales con Estados Unidos y la Unión Europea; por último, dentro del factor que influye se encuentra la tradición minera consolidada que proporciona experiencia regulatoria, mano de obra capacitada y cadenas de proveedores locales en la región.
Estos elementos que posee América Latina son esenciales para la producción de baterías eléctricas, turbinas eólicas, paneles solares y vehículos eléctricos, pilares fundamentales para la transición energética global. Siguiendo este panorama, Colombia se ubica como unos de los países con mayor potencial para fortalecer su presencia en el mercado de minerales estratégicos.
Según el informe, el territorio nacional alberga importantes reservas de níquel en el Cinturón Laterítico del Pacífico y de cobre en zonas como Antioquia, Santander, Putumayo, Córdoba y Cesar; además, también se destacan las reservas de tierras raras y oro en regiones como Vichada, Guainía, Chocó y Vaupés. Todo esto permite una oportunidad importante para atraer inversión extranjera y posicionar al país como un socio relevante dentro de las cadenas globales de suministro de tecnologías limpias en el futuro.
Alrededor de esto, el estudio recomienda que Colombia debe establecer una política nacional de minerales críticos que oriente la exploración, extracción y procesamiento de estos materiales bajo estándares ambientales y sociales acordes con las exigencias internacionales. Además, plantea la necesidad de crear centros de investigación en alianza con países del “triángulo del litio” para impulsar la innovación y el desarrollo de tecnologías asociadas al almacenamiento de energía lo cual permitiría, junto con una mayor inversión en energías renovables, diversificar su matriz energética y reducir su dependencia de combustibles fósiles.
El potencial de la región no se limita únicamente a la minería. La región podría consolidarse como líder en energías limpias si logra aprovechar sus ventajas geográficas y naturales; países como Chile y Brasil ya avanzan en proyectos de hidrógeno verde y energía eólica marina; México y Colombia desempeñarían un papel importante en la expansión de energía solar fotovoltaica y la eólica terrestre.