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El presidente Donald Trump sube la presión sobre Maduro pero evita hablar de derrocarlo

Reuters

El despliegue militar en el Caribe es el mayor en la región en décadas y marca el intento más decidido de golpear el principal sostén económico de Venezuela

Bloomberg

El presidente Donald Trump advirtió al presidente Nicolás Maduro que no desafíe a EE.UU. y prometió conservar el petróleo incautado de un supertanquero, aunque evitó decir si busca sacar del poder al líder venezolano.

“Puede hacer lo que quiera hacer, lo que quiera hacer; si quiere hacer algo, si se pone duro, será la última vez que pueda ponerse duro”, dijo Trump a los periodistas durante una conferencia de prensa en su residencia de Mar-a-Lago el lunes por la noche. Consultado sobre si intentaría desplazar a Maduro, respondió: “Eso depende de él”.

El tono de Trump, aunque lejos de ser conciliador, contrastó con el de otros miembros de su administración. Más temprano el lunes, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, dijo en Fox News que Maduro “debe irse”. La semana pasada, el secretario de Estado, Marco Rubio, calificó de “intolerable” la cooperación de Maduro con narcotraficantes y terroristas, aunque tampoco dijo si el objetivo es un cambio de régimen.

El fin de semana, EE.UU. levantó el bloqueo a los tanqueros que entran y salen de Venezuela. El sábado fuerzas de EE.UU. abordaron un buque no sancionado propiedad de una entidad con sede en Hong Kong y perseguía a un tercer petrolero frente a la costa venezolana. Otro buque de gran puerta, el Skipper, fue interceptado el 10 de diciembre.

El lunes, Maduro también pareció adoptar un tono más moderado y dijo que Venezuela honrará sus contratos con Chevron Corp., pese a lo que describió como “conflictos temporales y circunstanciales” con EE.UU.

La campaña de EE.UU. también ha incluido ataques contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico. Más tarde el lunes, el canciller venezolano apareció en la televisión estatal para leer un comunicado de Maduro en el que el presidente calificó la “sustracción” de dos buques como una “agresión” y pidió el fin de lo que describió como “actos de piratería”.

La Guardia Costera de EE.UU., que depende de Noem, ha supervisado las detenciones de tanqueros, mientras que el Comando Sur del Departamento de Defensa ha coordinado el despliegue militar cerca de Venezuela y los ataques contra supuestas embarcaciones de narcotráfico. Estos han causado la muerte de más de 90 personas desde principios de septiembre.

La administración Trump ha dado múltiples justificaciones para la campaña, entre ellas frenar el flujo de fentanilo hacia EE.UU. —aunque expertos dicen que las rutas y los buques atacados tenían más probabilidades de estar vinculados al tráfico de cocaína—, además de presionar a Maduro y recuperar activos estadounidenses expropiados hace décadas.

EE.UU. Acusan a Maduro de encabezar una organización de narcotráfico, el Cartel de los Soles, que incluye a altos funcionarios del gobierno venezolano y que fue designada como organización terrorista extranjera. Trump ha dicho en reiteradas ocasiones que emplearía ataques terrestres para detener a los narcotraficantes, lo que ha alimentado especulación de que se prepara para atacar a Venezuela.

El despliegue militar en el Caribe es el mayor en la región en décadas y marca el intento más decidido de golpear el principal sostén económico de Venezuela. El país exporta alrededor de 900.000 barriles de petróleo por día, cerca de 30% de los cuales se mueve a través de una flota en la sombra similar a los tanqueros apuntados por la administración Trump.

Los ingresos del sector petrolero son una importante fuente de divisas para la golpeada economía venezolana. La oferta de dólares del gobierno cayó 30% en los primeros 10 meses de 2025. Como resultado, el tipo de cambio en Venezuela está bajo presión.

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