El presidente Lula da Silva le apunta a producir más petróleo que los Emiratos Árabes
martes, 17 de septiembre de 2024
Lula promete llevar el país al primer lugar de energías renovables del G20 y ser el sexto de mayor producción petrolera a 2030
En 2022, las elecciones generales a la presidencia de Brasil se definieron por un estrecho margen de diferencia entre el ganador, Luiz Inácio Lula da Silva (con 60,3 millones de votos) frente a Jair Bolsonaro (58,2 millones); la victoria del primero según los analistas fue por las propuestas de una política verde para la principal economía de América Latina, y por el discurso contra Bolsonaro de ser un fiel defensor del petróleo.
Pero mientras Lula promete ser el líder del G20 en energías renovables, anfitrión de la conferencia climática de la ONU del próximo año, también está llevando sus esfuerzos a que sea la nueva potencia petrolera de América. Incluso el Financial Times presentó un informe especial en el que definió que “Brasil quiere ser un campeón del clima y un gigante petrolero. ¿Puede ser ambas cosas?”.
El tabloide británico ve como un reto querer ser líder verde mientras el petróleo es la segunda fuente de recursos de Brasil, además es contrario al mensaje del homólogo de Lula en Colombia, el presidente Gustavo Petro, que en cambio ha endurecido el mensaje antipetrolero.
Potencia petrolera
“En la actualidad, el crudo es la segunda mayor exportación de Brasil, después de la soja, con China con el mayor comprador”. Con estos datos, el sector petrolero representa alrededor de 10% del PIB brasileño.
Según los datos oficiales del Gobierno de Lula, la producción diaria fue de 3,2 millones de barriles en junio, cerca de 3% del total mundial. “La mayoría proviene de la capa presal, dominada por Petrobras en asociaciones con grandes carreras internacionales como Shell, TotalEnergies y Chinas Cnooc” dice el FT.
El plan de Lula es ahora elevar la producción de las compañías extranjeras (principalmente las estadounidenses) y al mismo tiempo llevar a Petrobras (su estatal) a nuevos récords de bombeo.
Si la estrategia de Lula sigue como la definió y la respaldó el Congreso, Brasil pasará a producir casi cinco millones de barriles al día a 2030 (desde los 3,2 millones actuales).
Con una producción arriba de 4,9 millones de barriles por día, la industria brasileña bombeará en 2030, más petróleo que países como Emiratos Árabes Unidos, Irán, China o Kuwait. Así, mientras el Gobierno de Lula habla de incentivar otras energías renovables y alternativas, al mismo tiempo estará en el top tres de los productores más fuertes de América (solo superado por Estados Unidos y Canadá).
Incluso algunos dicen que la meta de Lula es aún más ambiciosa y creen que el Presidente está buscando que Brasil sea el cuarto mayor productor de petróleo del mundo.
“Siempre fue una conclusión inevitable de que Brasil sería una superpotencia petrolera”, dijo al periódico inglés, Schreiner Parker, de la consultora Rystad Energy. “Los costos de desarrollo de los activos pre-salt eran enormes, requiriendo un enorme desembolso de capital. Estamos empezando a ver los frutos de eso ahora”.
Presión por el CO2
El hecho que Brasil pese más de 3% en las exportaciones globales de CO2 le ha costado una huella de carbono fuerte, incluso irá subiendo a la par de su producción creciente.
En 2019 por ejemplo, el país generó 319,6 millones de toneladas de Co2 y se espera que en cinco años podría ser más de 350 millones.Eso es aún más lejos desde los 56 millones que generan otras industrias como la del carbón.
Las críticas por el Estado verde petrolero
Algunos en Brasil hablan de un término que se contradice: “el Estado verde petrolero”. El Financial Times ve que se da porque las propuestas a favor de la extracción y de la política verde han sido criticadas por los activistas que dicen que choca con las reivindicaciones de sostenibilidad de Lula.
“No hay coherencia en absoluto”, dijo Suely Araújo, coordinadora de políticas públicas del Observatorio del Clima. “No puedes ser líder en el medio ambiente y el clima y al mismo tiempo convertirte en un megaproductor de petróleo”.