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El primer ministro polaco Donal Tusk, presidirá el Consejo Europeo

Expansión - Madrid

De este modo, Tusk será el primer mandatario de Europa del Este en presidir una de las grandes insituciones europeas. La candidatura contaba con el rechazo inicial de Reino Unido, debido a una trifulca pública entre ambos mandatarios, después de que el Gobierno de David Cameron acusara a los inmigrantes polacos de abusar de los beneficios sociales de Reino Unido.

Tusk, jefe del Gobierno polaco desde 2007, es un político de centrista, defensor del libre mercado y miembro activo del sindicato opositor Solidaridad en los años previos a la caída del comunismo en Polonia. Su partido, Plataforma Cívica, forma parte del Partido Popular Europeo (PPE). Era uno de los favoritos de la alemana Ángela Merkel, con la que mantiene una buena relación.

En su primera rueda de prensa tras el nombramiento ha asegurado que impulsar el crecimiento y mantener la disciplina presupuestaria no son objetivos incompatibles, y ha puesto como ejemplo su labor de gobierno en Polonia. Tusk ha asegurado que durante su mandato, la economía polaca ha crecido 20% y que las cuentas públicas se han mantenido bajo control. Polonia firmó voluntariamente el pacto fiscal reforzado. Sin embargo, la última vez que situó su déficit público por debajo de 3% del PIB fue en 2007. La deuda pública, en cambio, sí se mantiene en 57%, por debajo de 60% que exige el Pacto de Estabilidad. "La UE tiene sentido y tendrá sentido en el futuro", ha afirmado Tusk.

El nombramiento de jefe del Ejecutivo polaco ha permitido engrasar la otra designación de los mandatarios europeos: la italiana Mogherini como jefa de la diplomacia comunitaria. La ministra de Asuntos Exteriores ha sido duramente criticada por los países del Este por su mano blanda con la Rusia de Vladimir Putin, especialmente durante la crisis ucrano-rusa. Sin embargo, Polonia ha sido uno de los países más beligerantes con Moscú, y el nombramiento del primer ministro polaco como presidente del Consejo Europeo ha aplacado las reticencias del bloque oriental. En cualquier caso, los grandes países apoyaban a Mogherini y sus opositores no contaban con una minoría de bloqueo suficiente. Si se hubiera celebrado una votación, la habrían perdido.

Sobre este asunto, la futura Alta Representante de la UE para Política Exterior se ha visto obligada a justificar la posición rusófila de Italia en los últimos meses. La italiana ha asegurado que, en su opinión, hay que combinar el palo y la zanahoria: "Tenemos que trabajar sobre las sanciones [contra Rusia], pero dejando la vía diplomática abierta, y lograr una combinación inteligente de las dos"
Preguntada por su posible falta de preparación para el puesto, Mogherini ha asegurado que es un hecho que tiene "41 años", pero ha remarcado que lleva "20 años involucrada en trabajo internacional europeo", que como "ministra de Exteriores de un país del G7" en los últimos meses tiene "algo de experiencia institucional", y que también tiene "experiencia política", que, afirma, "también es importante".