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El primer ministro Tsipras buscará aprobación del tercer rescate a Grecia

Expansión - Madrid

La “fumata blanca” entre Atenas y los acreedores se produjo tras una sesión maratoniana de 22 horas entre los ministros griegos de Finanzas, Euclides Tsakalotos, y de Economía, Yorgos Stathakis, y los jefes de misión de las cuatro instituciones: Comisión Europea (CE), Banco Central Europeo (BCE), Fondo Monetario Internacional (FMI) y Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede).

El rescate, en caso de obtener definitivamente la aprobación de los socios de la eurozona, tendrá una vigencia de tres años y un monto de en torno a los US$95.172 millones (86.000 millones de euros), que servirán en su mayor parte para pagar deudas.

El Gobierno aspira a que el primer desembolso sea de entre US$22.133 y US$27.666 millones, dinero que se evaporará nada más recibirlo, pues corresponde a los vencimientos de pagos al BCE (US$3.762 millones), al FMI (US$1.770 millones) y la devolución del crédito puente de la Unión Europea obtenido en julio por un total de US$8.410 millones.

Además, el primer desembolso incluiría US$11.066 millones de inyección inmediata para recapitalizar a la banca, todavía bajo el corsé de los controles de capital, lo que ha llevado a un mayor desplome de la economía.

El Gobierno destacó ayer como uno de los puntos más importantes del acuerdo el haber logrado rebajar los objetivos presupuestarios, precisamente para no seguir estrangulando el crecimiento.

Así, el pacto prevé que, en lugar del superávit primario (que excluye el pago de intereses de la deuda) de   1% del producto interior bruto (PIB) previsto inicialmente para este año, tan solo será necesario un déficit primario de 0,25%.

En 2016 se exige un superávit primario de 0,5%, para 2017 de 1,75%, y finalmente para 2018 de 3,5%, el objetivo que se había fijado inicialmente.

Según el Gobierno griego, el hecho de que estos objetivos sean algo más moderados tiene un doble efecto positivo: por un lado, los ajustes podrán ser algo más “suaves” y, por el otro, esto ayudará a que la economía tenga una oportunidad de volver a crecer.

Uno de los puntos más conflictivos durante las negociaciones de los últimos días había sido el tratamiento que debía darse a las carteras de créditos morosos -muchos de ellos hipotecas- que lastran a la banca griega.