Construcción

Elon Musk por otra meta a gran escala, su nuevo sueño ahora es una ciudad privada

Con un terreno de 1.400 hectáreas, ampliables a 2.400 hectáreas, que se extiende a lo largo del Río Colorado, esta urbe
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Ya hay un cartel en el que se da la bienvenida a este núcleo urbano y de que los trabajos se están haciendo con el mayor secretismo posible.

Expansión - Madrid

Una de las compañías del empresario estadounidense, probablemente la más desconocida, es The Boring Company, que se dedica a hacer túneles por debajo de las ciudades para reducir los atascos con máquinas que "se mueven más rápido que un caracol". Elon Musk explicó en una conferencia en 2018 que tenía todo el sentido del mundo.

Así se da nombre al último proyecto del cofundador de Tesla y dueño de Twitter: Snailbrook -snail es caracol en inglés-. ¿De qué se trata? De una ciudad. Pero no de una ciudad cualquiera. Con un terreno de 1.400 hectáreas, ampliables a 2.400 hectáreas, que se extiende a lo largo del Río Colorado, esta urbe, ubicada cerca de Austin, estará reservada para los empleados de Tesla, The Boring Company y SpaceX, los grupos empresariales de Musk que tienen su sede o importantes factorías en Texas.

El proyecto aún está en sus primeros pasos, pero ya ha trascendido que todo el vecindario contará con casas amplias, instalaciones deportivas, piscinas, un colegio y demás facilidades que se pueden encontrar en cualquier otra ciudad de EE.UU. Lo bueno para sus inquilinos es que sus hogares, con dos o tres habitaciones, estarán disponibles por un alquiler mensual de US$800, frente a los US$2.200 que alcanza la tarifa media fuera del centro de Austin.

Para convertir en realidad esta "utopía", como la denominan empleados embarcados en su construcción, Musk ha consultado a su ex, la cantante canadiense Grimes, y al polémico rapero Kanye West para levantar edificios con un diseño arquitectónico rompedor. The Wall Street Journal, que ha accedido a los detalles del plan urbanístico y visitado el área donde se están realizando las obras, ha podido comprobar que ya hay un cartel en el que se da la bienvenida a este núcleo urbano y de que los trabajos se están haciendo con el mayor secretismo y la mayor rapidez posible.

Pero huir de los focos no será una tarea sencilla, ya que el objetivo es levantar cientos de viviendas en un terreno en el que cabrían cuatro Central Park y algunos ciudadanos de la región ya han protestado en redes sociales por el impacto medioambiental que puede tener el vertido de desechos en el Río Colorado.

Incógnitas

Por otra parte, existe la duda de cómo se gestionará la urbe. ¿Se mantendrá un sufragio universal con las mismas reglas que en el resto de las ciudades norteamericanas? ¿Se instaurará un sistema mixto con un órgano de gobierno que cuente con representantes del censo y directivos elegidos por el propio Musk? Independientemente del poder que acabe teniendo, Steve Davis, presidente de The Boring Company, dijo en una reunión con varios empleados que estuvieran preparados para elegir un alcalde.

Esto implica que se da por descontado el interés de varios trabajadores en asentarse en Snailbrook, a pesar de que se trate de un concepto residencial que históricamente ha fracasado en Estados Unidos. No es otro que las company town (ciudades-empresa), poblaciones que levantan las propias compañías para sus empleados. Éstas se hicieron especialmente populares al otro lado del Atlántico a finales del siglo XIX, cuando el estado aún tenía dificultades para proveer de servicios básicos a toda la población, y llegaron a acoger a más de 3 millones de personas. No obstante, todas estas ciudades acabaron fracasando por el excesivo paternalismo de sus impulsores.

"Esos asentamientos funcionaban de manera diferente, ya que se ofrecía un hogar a trabajadores con empleos que tenían poca cualificación. En la actualidad siguen existiendo porque están pensados para puestos con mucha rotación", explica Esteban Almirall, profesor del departamento el de Operaciones, Innovación y Data Sciences en Esade. "El proyecto de Musk tiene sentido porque persigue juntar el talento. Busca crear sinergias entre los trabajadores de sus diferentes compañías. Que compartan vecindario, tiempo libre e intercambien ideas", añade.

Aquellas personas que opten por mudarse a la villa de Musk deberán tener en cuenta una cosa: si son despedidas tendrán que abandonar la vivienda en menos de un mes. Y esa casa no la podrán elegir ellos, ya que los responsables del desarrollo urbanístico ya están estudiando cómo distribuir a la plantilla. Ya se barajan nombres para las calles de lo más variopinto, como "El bulevar aburrido" y "El camino del chorro de agua".

Retos

Por otra parte, Musk no es el primer multimillonario en la actualidad que se embarca en el ambicioso proyecto de crear una ciudad desde cero. Bill Gates o Peter Thiel, también fundador de Paypal, han aportado capital para ambiciones similares, pero sin que ninguno haya logrado hasta ahora los resultados deseados.

Thiel ha estado inmerso en dos planes de corte libertario que buscan escapar de las regulaciones del Gobierno, algo que también explica que Musk, su exsocio en la compañía de pagos, haya elegido Texas como ubicación de Snailbrook. Este estado tiene una de las presiones fiscales más bajas de todo EE.UU. y una regulación laxa en materia urbanística, laboral y medioambiental. Además, para ser considerado un municipio y pedir la incorporación a un condado basta con tener 201 residentes.

Musk ha expresado en más de una ocasión su disconformidad con un estado como California, al que define como "la tierra de la sobrerregulación, el exceso de litigios y el exceso de impuestos", pero unas ansias desmedidas de libertad pueden resultar contraproducentes. Un ejemplo de ello es Grafton, un pueblo de New Hampshire que a principios de siglo fue gestionado por libertarios en lo que se acabó conociendo como Proyecto Ciudad Libre. ¿El resultado? El pueblo fue invadido por osos. El desmantelamiento de los servicios públicos dejó las calles muy descuidadas y llenas de basura porque no se respetaban las normas ni había una recogida de desechos regular. Que los animales empezasen a merodear por las calles se convirtió en algo cada vez más habitual y los ataques a granjas y corrales acabaron afectando a la población.

Evidentemente, el modelo de autogobierno a seguir para un proyecto impulsado por una gran corporación no es ése, sino el de Walt Disney en Florida. Antes de construir su parque temático, el gigante del entretenimiento firmó en 1967 con el estado soleado un acuerdo por el que se creaba Reedy Creek, un "distrito de propósito especial" en el que la compañía se hacía con el control de más de 10.000 hectáreas para gestionar a su criterio. A cambio, tendría que crear los servicios municipales que entonces no existían, como suministro energético, sistema de aguas y carreteras.

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