Estas son las competencias clave que hoy determinan el acceso al empleo para la Ocde
sábado, 20 de diciembre de 2025
La Ocde señala que el problema del desarrollo desigual de habilidades necesita una estrategia estatal clara para que los mercados laborales no se vean afectados en el futuro
El mercado laboral del siglo XXI ya no se define únicamente por títulos académicos o años de escolaridad, sino por la capacidad real de las personas para aplicar conocimientos, adaptarse a cambios y aprender de forma continua. El informe de la Ocde, Skills Outlook 2025, identifica un conjunto de habilidades clave que hoy determinan quién accede a mejores oportunidades laborales y quién queda rezagado.
La Ocde, en este informe, hizo un listado de las habilidades más importantes para el siglo XXI. La lista de habilidades está dividida en tres columnas: adultos, centrales, y jóvenes. Dentro del primer grupo, las más importantes son la disposición a retrasar la gratificación, amabilidad y conciencia. Las más destacadas en el grupo de jóvenes son resolución creativa de problemas, pensamiento creativo y pensamiento computacional. Por último, la Ocde afirma que las habilidades centrales son alfabetismo, aritmética y resolución adaptativa de problemas.
Estas competencias son hoy esenciales no solo para acceder al empleo, sino para mantenerse activo en el mercado laboral y adaptarse a los cambios. A pesar de ello, una proporción significativa de la población en los países miembros no alcanza niveles adecuados en varias de estas áreas.
Además de esto, el informe deja claro que el desarrollo de habilidades se ha convertido en uno de los principales factores que explican las diferencias económicas y sociales dentro de los países, y también entre ellos. En un contexto de transformación tecnológica acelerada, envejecimiento poblacional y cambios en la organización del trabajo, la capacidad de las personas para adquirir y actualizar competencias es cada vez más determinante para su bienestar. Sin embargo, el informe concluye que las oportunidades para desarrollar habilidades siguen estando distribuidas de manera desigual.
Uno de los hallazgos centrales del informe es que las desigualdades en habilidades comienzan desde edades tempranas. Factores como el nivel educativo de los padres, el entorno socioeconómico, el lugar de residencia y el acceso a servicios educativos de calidad influyen de manera decisiva en el desarrollo de competencias durante la infancia y la adolescencia. Estas brechas iniciales no solo persisten, sino que tienden a ampliarse a lo largo del tiempo si no existen políticas que las compensen de forma efectiva.
Aunque la mayoría de los países de la Ocde ha logrado avances importantes en cobertura educativa, el documento subraya que más años de escolaridad no siempre se traducen en mejores habilidades. Las diferencias en la calidad del aprendizaje siguen siendo profundas, y muchos estudiantes completan la educación obligatoria sin haber desarrollado competencias clave. Esto explica por qué, incluso entre personas con niveles educativos similares, existen diferencias significativas en desempeño laboral y salarios.
El informe también pone el foco en la población adulta. Según la Ocde, una parte considerable de los trabajadores presenta déficit en habilidades básicas, lo que limita su producción. Frente a este tema, Angélica María Carrión, directora general de López & Asociados, afirmó que las empresas han asumido un papel cada vez más activo en la formación de habilidades. “El mercado laboral corre el riesgo de consolidar un escenario paradójico, donde las empresas tengan vacantes difíciles de cubrir y personas que no logran insertarse en empleos formales y estables”, concluyó Carrión.
Otro aspecto destacado por el Skills Outlook 2025 es el bajo alcance del aprendizaje a lo largo de la vida. Si bien la capacitación continua es presentada como una solución central para enfrentar los cambios del mundo del trabajo, el informe muestra que quienes más participan en programas de formación son, paradójicamente, las personas que ya cuentan con mayores niveles educativos y mejores empleos. Los trabajadores con menos habilidades, que son quienes más necesitarían actualizarse, suelen quedar excluidos de estas oportunidades.
El documento también aborda las brechas de género, edad y origen migratorio en el desarrollo de habilidades. En muchos países, las mujeres siguen enfrentando barreras para acceder a ciertos tipos de formación, especialmente en áreas vinculadas a la tecnología. A su vez, los adultos mayores tienen menos probabilidades de participar en programas de capacitación, lo que dificulta su permanencia en el mercado laboral. Estas diferencias refuerzan desigualdades preexistentes y limitan el aprovechamiento del talento disponible.
Frente a este panorama, la Ocde propone un enfoque integral de políticas de habilidades. El informe plantea la necesidad de invertir en la primera infancia, mejorar la calidad de la educación obligatoria, fortalecer la educación técnica y profesional, y ampliar de manera efectiva la formación continua.
En síntesis, el Skills Outlook 2025 de la Ocde sostiene que la desigualdad de habilidades es uno de los desafíos estructurales más importantes para las economías modernas. Sin una estrategia sostenida para reducir estas brechas, los avances tecnológicos y económicos corren el riesgo de profundizar las desigualdades existentes. Para la Ocde, asegurar que todas las personas puedan desarrollar las habilidades del siglo XXI no es solo una cuestión educativa, sino una condición central para el crecimiento inclusivo y la cohesión social.
Colombia está entre los países más desiguales del último informe de la Ocde
Colombia continúa figurando entre los países con mayores niveles de desigualdad dentro de la Ocde, una condición que no se explica únicamente por la distribución del ingreso, sino por brechas profundas en el acceso efectivo a oportunidades educativas. Los datos más recientes del organismo muestran que la desigualdad comienza a manifestarse desde la trayectoria escolar y se amplifica a lo largo del ciclo de vida. México, Chile y Costa Rica son los países que acompañan a Colombia encabezando las últimas mediciones de desigualdad.