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Europa celebra hoy una nueva cumbre en Bruselas en plena escalada de tensión en Grecia

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Para que se hagan una idea de cómo está la situación de la crisis griega: Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos, dijo ayer en una entrevista que obviamente prefería a Grecia dentro del euro, "pero no a cualquier precio"; su presidente, Jean Claude Juncker, afirmó no estar "contento con los progresos realizados hasta ahora"; y un alto funcionario del Ejecutivo europeo cuyo visto bueno es clave para autorizar los desembolsos que evitarían una suspensión de pagos, acusó el miércoles a su Gobierno de quebrar los acuerdos alcanzados con el Eurogrupo el 20 de febrero. Y la Comisión Europea es la institución que más conciliadora se ha mostrado con el Gobierno griego de Syriza desde que la coalición de izquierda radical ganara las elecciones el 25 de enero.

En medio de este ambiente llegan hoy a Bruselas los jefes de Estado o Gobierno de la UE, y aunque no está en la agenda oficial, la crisis griega será el elefante en la habitación del que nadie habla pero del que todos son conscientes. De hecho, el foco de atención de la cumbre, que se prolongará hasta el viernes, es cuándo y dónde se celebrará la mini cumbre organizada por Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, entre Alexis Tsipras, primer ministro griego; Angela Merkel, canciller alemana; François Hollande, presidente de Francia; Mario Draghi, presidente del BCE; Jeroen Dijsselboem, presidente del Eurogrupo, y Juncker.

La situación es crítica. Grecia podría incurrir en un impago este mismo mes y nadie descarta ya la posibilidad de una salida accidental de Grecia del euro (formalmente dentro, pero forzada a emitir una divisa paralela). Y el cortafuegos que podría evitar esa situación -un pago anticipado de los 7.200 millones pendientes del rescate o autorización para emitir más letras- está lejos. Para ello hace falta que Grecia respete el acuerdo del 20 de febrero con el Eurogrupo: pactar una lista de reformas con la troika (Comisión, BCE y FMI) e implementarla.

Pero de momento, no hay acuerdo ni en qué se pactó realmente el 20 de febrero. El Parlamento griego ha aprobado esta madrugada un paquete de medidas para combatir la pobreza y una amnistía fiscal que no fueron consultadas previamente con la Troika, tal y como Atenas se había comprometido el mes pasado, según la interpretación del Eurogrupo y de las tres instituciones. Además, fuentes del FMI aseguraban a Bloomberg ayer que Grecia es el cliente menos colaborador que ha tenido en sus 70 años de historia y otras fuentes alemanas comparaban las negociaciones a "montar un caballo muerto". Y mientras tanto, Tsipras, por su parte, acusa a sus socios europeos de no respetar el pacto.