Agro

Fenómenos climáticos que sacuden a Brasil encarecen los alimentos a nivel global

El cambio climático se ha sentido con sequías, incendios forestales y heladas que han arrasado cultivos por el tamaño de Perú.

Bloomberg

El café que se toma en la mañana está a punto de volverse más caro. Y todo es por los extremos climáticos en Brasil, uno de los productores más importantes de commodities de agricultura a escala global.

En Caconde, región cultivadora de café en Sao Paulo, los reservorios de agua están a 20% de su capacidad, tras dos años de sequía.

Brasil está enfrentando fluctuaciones extremas de clima y eso está afectando la forma en que se alimenta el mundo. El país viene experimentando su peor sequía en un siglo. “Hemos perdido 15% de la superficie de agua en el país”, dice Cassio Bernardino, project manager de WWF.

También ha sido arrasado por incendios forestales. El departamento de bomberos de Sao Paulo llegó a recibir más de 1.500 llamadas reportando incendios en la vegetación en 24 horas. Y por si fuera poco, además ha sido golpeado por heladas sin precedentes.

El productor de café Ademar Pereira cuenta que “a pesar de todas las sequía sufrimos una helada tremenda que destruyó nuestros cultivos. Para recuperarnos va a requerir mucho trabajo y mucha inversión, y al menos tres años de un clima favorable”.

Entre la sequía y las heladas, tierras cultivables del tamaño de Perú han resultado dañadas. Y la peor parte la han llevado los cultivos de café. Han caído 30% los sembradíos, y quedaron destruidos 1.300 millones de libras. Suficiente para servir cada copa de café que los estadounidenses beben en un periodo de 4 meses.

Como el principal exportador de café, naranjas, caña de azúcar, y granos como maíz y soya, la sequía en Brasil ha impulsado la inflación de alimentos alrededor del mundo. El precio de los granos de arábica aumentó 30% en julio, el jugo de naranja subió 20% en tres semanas, y el azúcar alcanzó en agosto un récord de cuatro años.

“La industria necesita lluvias fuertes para recuperarse el próximo año. No hay suficiente humedad en el suelo para que crezcan cultivos saludables actualmente”, dice el cosechador Antonio Ribeiro Goulart, quien vio cómo los 11.000 árboles de su granja pasaron de verde a marrón en 24 horas. Muchos agricultores siguen contractualmente obligados a proveer cultivos. El gobierno local declaró estado de emergencia para ayudarlos a renegociar contratos.

Las intensas fluctuaciones de Brasil son parte de una tendencia global que hace más difícil alimentar al mundo. Según un estudio del Journal of Environmental Economics and Management, esto conducirá a una disminución de 10% en los rendimientos de los cultivos en las próximas tres décadas, período en el que se espera que la población mundial crezca más de un quinto.

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